La nueva normalidad de mierda

Publicado: 17/06/2020
Autor

Francisco Palacios

Palacios es matemático y programador. Publicó su único libro hace ya unos años y sigue siendo el autor más leído de su calle

El pobrecito hablador

Escribo sobre lo que me gusta, pero sobre todo sobre lo que me disgusta, como un grito desesperado para no ganarme una úlcera

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Salimos embarrados de inmundicia. de basura arrojada de un lado y del otro, del uso de la muerte y del dolor como arma política,
De esta salimos mejores, las crisis sirven para sacar lo mejor de todos nosotros, la nueva normalidad, son frases que de tan repetidas me suenan al oído como el Despacito y surten el mismo efecto: hemorragia auditiva.

No salimos mejores. Salimos embarrados de inmundicia. de basura arrojada de un lado y del otro, del uso de la muerte y del dolor como arma política, de mentiras repetidas y desmentidas un millón de veces sin resultado. No aprendemos nada ni aprenderemos nada nunca jamás.

Da igual que al pobre de Fernando Simón le quede arrodillarse en cada comparecencia para pedir que tengamos cuidado. Nos importa un carajo. Qué mierda me importa que se mueran los viejos, mi botellona no me la salto por nada del mundo.

SI eres líder de un partido político o si por tus venas corre sangre del color de la tinta de un boli Bic, te permites el lujo de saltarte la cuarentena, o lo que haga falta. Porque tú puedes. No importa el ejemplo que estés dando a la gente. Lo que importa es el yo.

Se acabaron las caceroladas. Queda demostrado que la libertad que pedían era la de ir al Corte Inglés, a Louis Vuitton o a la Moraleja a hacer unos hoyos, mientras discuten lo miserable de un ingreso mínimo vital para los pobres, esa gentuza que huele a menú del día.

Ya no aplaudimos a los sanitarios; es más, volvemos a los recortes, a importarnos un pimiento su precariedad. Ha llegado el momento de escurrir el bulto, y echarle la culpa de los errores a los de abajo, ya sea consejero o geriatra.

Tanto tiempo alabando a los científicos y en lo primero que pensamos es en darle manga ancha al turista alemán de sandalia y calcetín, antes que en pensar cómo vamos a potenciar las universidades, cómo vamos a preparar la escuela del futuro.

La derecha se sigue comportando como un club grande: protestando cuando le pitan penalti, a sabiendas de que suelen ser beneficiados más que nadie a lo largo de la liga. Si por ellos fuera, habría que repetir elecciones hasta que ganaran.

El mismo egoísmo, la misma bronca, los mismos medios serviles, las mismas formas de economía, las mismas prioridades. La nueva normalidad no es más que la vieja, pero con más mierda. Y mascarillas. En el codo.

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