El pobrecito hablador

Cromos

El PP ha encontrado en Ciudadanos a la novia formal, pero VOX es la otra, la querida, la amancebada

Publicado: 10/06/2019 ·
18:41
· Actualizado: 10/06/2019 · 18:44
  • Reunión entre las fuerzas de derecha. -
Autor

Francisco Palacios

Palacios es matemático y programador. Publicó su único libro hace ya unos años y sigue siendo el autor más leído de su calle

El pobrecito hablador

Escribo sobre lo que me gusta, pero sobre todo sobre lo que me disgusta, como un grito desesperado para no ganarme una úlcera

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En mi niñez, allá por el Neolítico, cada inicio de curso los niños andábamos como locos intercambiando los cromos del último álbum de futbol, aunque nosotros los llamábamos estampas. Ahora se llaman ayuntamientos y comunidades autónomas.

El bibloquismo en el que nos vemos abocados está produciendo extraños compañeros de cama, o mejor dicho peleas y luchas por ver quién ocupa el dulce tálamo del gobierno, codazos de almohada y ataques de cuernos.

A pesar de la música de bombo y platillo que enardece a las filas populares, es un partido con los miembros rotos que necesita una, y en la mayoría de casos, dos muletas para poder dar un paso. Hace alarde de su minusvalía sin complejos, abrazando a la muleta verde de VOX sin ningún tipo de vergüenza. Sin embargo, la otra pata del taburete, la naranja de Ciudadanos, pasa al rojo rubor cuando se la intenta mezclar, cuando no sentar, en la misma mesa y compartir festín, atrapados en su centrismo móvil, sus lineas rojas y su afán de sorpasar a los populares.

Entiendo el mosqueo entre las filas reconquistadoras. El PP ha encontrado en Ciudadanos a la novia formal, con la que se puede pasear de la mano por el parque y echarle migas de pan a las palomas, llevarla al cine y presentársela a sus padres. Pero VOX es la otra, la querida, la amancebada, aunque su relación sea un secreto conocido y voceado. O voxeado. Y no hay peor enemigo que la amante despechada, ninguneada, a la que se visita de noche y vestido con una amplia gabardina de solapas levantadas. Ya no traga más. O la reconoce o se acabó lo que se daba y se ira con el primero que le dé un poco de cariño, aunque sea con ese tipo alto y guapo que la hace de menos a la mínima oportunidad.

Los novios han empezado a montar el ajuar, repartiéndose el pastel de todo ayuntamiento o comunidad en la que ambos son necesarios y suficientes. Del resto, en los que la mesa cojea porque les falta una pata, ya hablaremos. O no. 

Mientras, es tanto el amor que la despechada tiene a los andaluces que ha derribado los que, según rezaba la propaganda, eran los presupuestos más sociales de nuestra historia. Toca redecorar el discurso.

Se les rompió el amor de tanto usarlo.

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