Esta campaña por las autonómicas se está convirtiendo en un auténtico despropósito, un retroceso de decenios ante lo ganado por un pueblo en la calle, enfrentándose a un gobierno que le daba la espalda de forma secular, unas leyes que nos ninguneaban, y unos partidos que nos querían subyugados a la voluntad centralista de siempre.
Es una campaña que podría extrapolarse y cambiarse de lugar sin casi tocar un ápice; los cortes de campaña que aparecen en los medios podrían valer para unas elecciones manchegas, un plebiscito en Murcia o unas municipales en Logroño.
Podemos dejar de lado ese mensaje rancio de una supuesta reconquista de España que comienza en Andalucía, con ese tono del señorito a caballo que nos lleva explotando y expoliando tanto tiempo. Dejemos aparte la incongruencia de quien se presenta a unas autonómicas cuando reniega del estado de las autonomías y pide su derogación, dejando bien a las claras lo que no es más que la búsqueda de la primera poltrona que se quede a su alcance. Podríamos incluso, tragando quina, no prestarle atención a la casi total y absoluta ausencia de banderas andaluzas en los actos de los partidos que se disputan todo el espectro que va desde el centro hasta la extrema derecha y más allá.
Lo que no podemos, ni debemos, dejar pasar, es la más absoluta carencia de medidas y mensajes en pro de los andaluces y de Andalucía. Todo es España. Todo es la unidad de la patria. Se habla más de Catalunya que de Astilleros. de Venezuela que de el Corredor Mediterráneo, de Irán que de la falta de comedores escolares, de Stalin que de Blas Infante.
¿Pensáis ayudar a las familias con dependientes regalándoles una bandera para colgar en el balcón? ¿Queréis devolver el lustre y el prestigio a nuestro servicio de salud contando cuantos lazos amarillos sois capaces de cortar en una mañana? ¿No os habéis enterado aún de qué es lo que se juega aquí? Luego os quejáis de que no haya alternancia en el gobierno andaluz. Cuando dejéis de mandar a vuestros becarios, a lo mejor alguien confié en vosotros.
Esto es Andalucía, y aquí hay que mamar. Y no nos hace falta que nadie nos reconquiste, porque somos nuestros propios dueños. Ya no queremos más señoritos cortijeros que vengan a tirarnos sus sobras.
Acordaos: la A va siempre antes que la E.
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