Según el diccionario de la RAE, confabulación es generalmente la acción de confabular en contra de alguien. Pues bien, cualquiera que inicie el paso lectivo de este ingente trabajo narrativo del escritor y editor, Manolo Ortega, seguro que tratará de hallar la afinidad del mismo con los personajes que se mueven en los distintos episodios del relato con el sugerente titulo de la novela. Nada más lejos de la realidad, Manuel Ortega, ya el pasado verano, nos aseguraba que se hallaba enfrascado en una obra literaria que ya le iba para tres años, haciendo hincapié que los veranos se los pasaba escribiendo en El Portil. Uno hubiese querido haber leído la obra para tratar de haber dado a conocer al lector con antelación a su salida a luz, la dirección y el contenido de tan surrealista título, pero Ortega, con la última carta bajo la manga, quiso mantener en secreto estos deseos míos. Eso sí, nos entregó un pequeño folleto impreso e informativo que, de cualquier modo nos hace vislumbrar destellos de esa confabulación de los astros que repito, puede guardar cierta relación con la trama, porque sabido es que es hecho probado de la multitud, de cualquiera de las maneras, de aconteceres humanos del planeta con la infinita presencia de los astros que nos rodean. Manolo Ortega, para soslayar esta posible relación, separa su narrativa de cualquier teoría vinculante, de ahí, a través del aludido folleto publicado, trata de marcar las pautas del andamiaje de la novela y escribe lo siguiente: “La conducta de los dos habitats existente en la narración es la que marcará el transcurso de la trama de la novela, donde la carcajada, el apasionamiento, los bailes con derecho a fuertes roces, los enamoramientos imposibles, la vida de unos jóvenes que no piensan que algún día llegaran a mayores, es la esencia de esta historia, una historia en la que el lector disfrutará en un ritmo trepidante y la leerá incansablemente, porque no parará de leer cuando le ponga los ojitos encima. Y después reflexionará cada noche bajo las estrellas”. Una obra de un autor onubense, “atrapador de letras”, como yo lo defino, que vive intensamente el mundo de la narrativa. Fue directivo del Recreativo en la época de Galardí, circunstancias que le llevaron a escribir, como buen recreativista, su obra ‘El Recre, del infierno a la gloria’. Le deseamos los mayores logros literarios a Manolo Ortega. Por sus constancia, dedicación y entrega en esta novela, que será presentada el próximo día 5 a las 20.00 horas en la sede social de la Editorial Onuba.
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