El ojo de la aguja

Senderistas de Moguer

Moguer como digo, se vistió de corto, sin distinción de edades, y atendió la llamada de la naturaleza viva para disfrutar en sus andares de una ruta emblemática

Publicado: 09/04/2018 ·
12:30
· Actualizado: 09/04/2018 · 12:30
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Autor

Juan Bautista Mojarro

Mojarro es un veterano articulista onubense, escritor y poeta. Ha trabajado y colaborado con casi todos los diarios onubenses

El ojo de la aguja

Un viaje por el pasado de Huelva, sus barrios, sus personajes ilustres y anécdotas, además de sus reflexiones sobre el devenir de la sociedad

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Ahora, cuando estamos ya en los preludios de la primavera, los rayos solares de nuestro despertar del alba ofrecen sus deseados destellos sobre el balcón después de la lenta huida de un invierno crudo, calentando tímidamente los cantares inigualables de los jilgueros. Sí, se asoma suave ganando espacios en el tiempo la primavera, sin la debida floración de los almendros porque las terribles heladas no se lo han permitido, sin embargo, las veredas y los campos, los viales y senderos de la extensa e incomparable provincia con sus heterogéneas comarcas, cada una con sus diferentes atractivos y encantos que, de alguna manera, ya se disponen en el mejor tiempo a disfrutar lo que nos puede tocar, para recibir a los muchos visitantes de todas partes.

Y en este sentido nos llegó la noticia de que una de las poblaciones que ha dado un paso adelante han sido los senderistas del universal Moguer, mediante una convocatoria a los moguereños, bajo los auspicios del Patronato de Deportes del Ayuntamiento, para participar en el senderismo a celebrar en la casi desconocida y en parte olvidada pero enriquecedora para la historia como es  la comarca del Andévalo, concretamente en la localidad fronteriza de Paymogo en la llamada ‘Ruta del contrabando’, denominación que llegó a considerarse porque en aquellos tiempos difíciles de la posguerra, el contrabando se convirtió en el sostén insoslayable de una gran parte no sólo de Paymogo, sino también de las restantes poblaciones andevaleñas adyacentes. Senderistas de Moguer que realizaron el caminar que más les gusta disfrutando al mismo tiempo de las delicias andevaleñas de está localidad que mantiene vínculos y lazos familiares con  portugueses de la fronteriza  localidad de Corte do Pinto. La referida convocatoria senderista de la población moguereña tuvo lugar el pasado 10 de febrero. Los senderistas de Moguer volverán a tener otra cita, pero en esta ocasión será en Portugal, este mes de abril.

 Moguer como digo, se vistió de corto, sin distinción de edades, y atendió la llamada de la naturaleza viva para disfrutar en sus andares de una ruta emblemática de la comarca del Andévalo, como es Paymogo,  de sus olores encendidos de lentisca, romero, pinares, eucaliptos, jaras, naranjales, cherrines y adelfas en flor, toda una amalgama oxigenada de flora frente al curso de la rivera del Malagón, que en su navegable lentitud cambia de colores de mil maneras distintas. Cristalinas,  sus aguas, casi inamovibles. Sendero abajo, y el curso se acelera, tomando el mismo tonalidades diferentes y que aglutinan las aguas de los arroyos Barqueros y Agualobos.  Senderistas de Moguer por el Andévalo, frente a una fauna que se cruza, en sorpresas, entre fotos y sonrisas, sudores y charlas.  Senderos que como pétalos abiertos se convierten en acogedores de esta tierra roja, como también se prologan hacia  la serranía al mismo tiempo con sus múltiples fuentes.  ¡Ay! Vida viva que brota, cómo nos gustaría conocer ese idioma de tu canto cristalino de agua, para que la comunicación fuese, única y más exacta.

 

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