El concepto inmoderado del egoísmo se hace cada vez más presente y se extiende por el hemisferio como la mala hierba a través de aquellos mandatarios que siguen aferrados a sus poltronas, sin mirar hacia abajo, donde el dolor y las penalidades que se hacen más palpables y elocuentes. Ese amor a nivel personal que el individuo tiene a si mismo y que le hace atender desmedidamente, solo y exclusivamente a sus propios intereses, se sale de su propio “yo” personal, para entrar en el capitulo de la colectividad, y de esta manera, las estafas, los engaños, las trampas y corruptelas, encuentren sus coordenadas para ocultar de la mejor manera todo tipo de actos delictivos, que afectan en todas sus medidas a los verdaderos desarrollos de una economía limpia y justa, a la justicia que también se ve tocada, a las miles de familias que padecen calamidades en el mundo, enfermedades, hambre, guerras, y a todo tipo de sociedades que van cayendo en picado por los potentados amadores del dinero y de su bienestar propio.
No resultará fácil quitar de en medio esta lacra que la palpamos en el día a día, en actos deshumanizados dirigidos por los que, instalados, reciben órdenes de los más poderosos que gobiernan el mundo. Pueblos del continente más antiguo que mueren desasistidos, de sed, de hambre, de gobernantes corruptos, de abandono total y que subsisten peor que animales abandonados. Todo está bien montado, no importa que el número de personas que se ven afectadas por todo el tipo de calamidades vayan en acelerado aumento. Los egoístas actúan como si tal cosa, movidos por los hilos de sus ambiciones y su escalonada actitud de llegar a lo más alto posible, pisando cabezas, permitiendo todo tipo de injusticias, cogiendo las tijeras, y cortando de aquí a allá, dejando bocas abiertas como gorrioncillos recién nacidos. Y a esto me remito, cada día me encuentro en mayor número a personas que ahondan en los contenedores, hace ya bastante estas personas rebuscaban por las noches tal vez por pudor, pero ahora ya lo hacen a plena luz del día. Bancos de alimentos que se ven desbordados, como el caso de Valencia que va tener que cerrar y dejar a más de doscientas familias sin poder ser atendidas.
El egoísmo es uno de los males más dañinos que azotan al mundo, porque es una de las pruebas más palpables, en la que el hombre, como humano, pierde los verdaderos valores, los más fundamentales, que no son otros que el sentir de los demás, en mirarse en el espejo de sus rostros hambrientos, desencajados, famélicos, en definitiva, personas como usted y como yo, que se ven necesitadas de un hogar, de formar familia, de trabajar y no estar sometidas a todo tipo de marginaciones, de engaños y mentiras que agrandan como hemos indicado más arriba el número de impudientes.
No se puede jugar con fuego, ni tampoco mirar de soslayo esa dejadez hacia las sociedades, verdadero pilares de lo que conforman el mundo, es hora de reflexionar y entender que así la globalización podrá temblar pero de otra manera.
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