Ayer me volvieron más loco todavía felicitándome por mi santo, cuando mi santo es de 2 de abril y no el 4 de octubre, porque la gente confunde al de Paula con el de Asís. De modo que, hartito de atender llamadas y decir que no era mi santo, me refugié en la biblioteca. Y allí en silencio he podido leer la prensa que cuenta que ayer se celebró el Día Mundial del Bienmesabe. Bueno, es la Cofradía Gastronómica Los Esteros la que ha lanzado la idea de celebrar este día. Lo iban a hacer por todo lo alto, pero con esto de la pandemia hasta el cazón se ha puesto en cuarentena y nos mira de reojo.
De modo que lo han celebrado en el Bodegón Andalucía de Alfonsito cuidando las medidas de seguridad. Pepe Oneto, Presidente de la Cofradía, habló sobre la importancia de dedicarle este Día al Bienmesabe y moderó el acto, este loco dirigió unas palabritas sobre la historia que fundamenta esta idea y Antonio Montiel habló sobre ese pez tan voraz que se llama cazón por lo mucho que caza.
Lo de la historia del bienmesabe es muy curiosa. Dice la leyenda que Isabel II, la de España, no la madre del orejas, pronunció esa frase “¡qué bien me sabe!”, cuando vino a España el 2 de octubre del año 1862 y le dieron un cartucho de cazón en adobo. Después el personal se comió los espacios, unió las tres palabras y se quedó lo de “bienmesabe”, que no tiene nada que ver con el dulce que hacen en Antequera y que también se llama bienmesabe. Además la Pescadería Hermanos Caña regaló el cazón que se le ofreció gratis al público asistente a través del equipo de cocina de la Cofradía.
Dicen los libros que esta Isabel II era hija de Fernando VII, el rey que le dio nombre a La Isla, y que esta se lo sigue tragando, cuando este monarca fue nefasto y veleta. Ahora que tan de moda está cambiar los nombres de plazas, calles y barrios volviendo majaras sobre todo a los carteros, parece mentira que no se le haya cambiado ya el nombre a esta ciudad y se vuelva al que tenía: Villa de la Real Isla de León, o Isla de León a secas. Bueno, a lo que iba. Cada ciudad, cada pueblo, cada villorrio, cuando tiene algo de lo que sentirse orgulloso, lo hace por todo lo alto. Los cañaíllas somos distintos. Tenemos tantísimas cosas de importancia nacional e internacional, que, cuando se las contamos a los de fuera que no nos conocen, se echan las manos a la cabeza de admiración…
Y tenemos el bienmesabe, gloria nacional, y es como si lo hubieran inventado en otro sitio. De acuerdo, es leyenda, pero qué. Hace bien la Cofradía de Los Esteros en lanzar lo del Día Mundial del bienmesabe, antes de que lo haga cualquier listo de los que circulan por este país. Y en cuanto a la historia, les recomiendo leer la Crónica que hizo D. Diego Moreno García sobre aquellos días de octubre de 1862 cuando la Reina Isabel II, la Castiza, puso los pies en la Bahía de Cádiz y en la Isla de León. Es una preciosidad y un buen trabajo. Por tanto, el bienmesabe va a tener su Día Mundial, aunque ya sabemos que si se entera Donald Trump se lo va a llevar rápidamente a la Casa Blanca, porque bueno es, aunque dicen que ahora no está tan bueno. Y por favor, no me feliciten hoy, que lo mío es el 2 de abril. Gracias.
Nota de redacción: En nombre de la redacción de este periódico, muchas felicidades, Paco.
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