No sabemos si la alarma tan horrorosa que se ha formado en el tema del coronavirus estará justificada, pero, a base de mentirnos, a los locos nos han acostumbrado a no creernos nada de nada. Es verdad que estamos locos, pero de ahí a ser tontos hay un profundo abismo. Y me explico. ¿Se acuerdan ustedes de las vacas locas? Allá, por la década de los 80, se tenía claro que el que se comiera un simple filetito de carne de ternera iba a tener delirios y alucinaciones y que ya estaba prácticamente listo a falta de arreglar los papeles del ocaso. Ya se nos olvidó la cosa.
¿Se acuerdan de cuando se corrió la noticia de que el pan Bimbo era mortal de necesidad? Los desayunos con pan Bimbo se convirtieron en una evidente forma de suicidio y el sándwich pasó a ser un fiambre metido en veneno. Ya se olvidó el problema. ¿Se acuerdan ustedes de la gripe aviar? Hace unos cuantos años anunciaron que el que se comiera un pollo había comprado todas las papeletas para que le tocara ser el protagonista del tanatorio. Ya se nos olvidó la cosa.
¿Se acuerdan ustedes del ébola? Hace muy poco era evidente que la mayoría estábamos a pique de visitar a San Pedro. Ya se olvidó el tema. ¿Recuerdan lo de la carne mechá? Se llegó a decir que, si el bocadillo era pequeño, solamente daba diarrea, pero acercaba a la tumba. Y que lo mejor era comer pescado, aunque nos olvidáramos de las cabezas porque tenían mercurio y te morías también. Ahora ya tenemos en danza el último invento: el coronavirus. Como dice un chirigotero, todo lo que empieza por corona nos sale siempre más caro.
Para dar con un asesino se suele preguntar lo mismo: ¿a quién beneficia el crimen? ¿Quién se está forrando en este asunto? Mi hermano el Liqui iba muchas veces al cine Almirante y una vez, casi al final de la película, se levantó y dijo en voz alta: el asesino es el mayordomo. Efectivamente, no se equivocó, pero le quitó ya a la película ese punto de misterio que tenía intrigados a los espectadores. Nadie lo aplaudió por supuesto e incluso alguno se acordó de su familia, aunque no sé por qué tenían que acordarse de mí.
En el caso que nos ocupa se puede anunciar que el mayordomo es EEUU con sus industrias farmacéuticas. China es su máximo competidor y lo más seguro es que en unos años los chinos se conviertan en la primera potencia del mundo, cosa que a los locos nos da igual, porque sean los chinos, sean los rusos o los japoneses, verás como nos siguen manteniendo encerrados en este manicomio. No voy aquí a defender a los chinos, porque entre otras muchas cosas tendrían que mejorar la calidad del papel celo.
Pues bien, a pesar de tanto alarmismo con el coronavirus, dicen los expertos que se muere más gente con la gripe o la rabia. Los expertos dicen tantas cosas que a los locos nos van a volver locos, que ya es difícil. Después está el tema de las mascarillas. Los tramposos son los primeros que han acudido a comprarlas para pasar desapercibidos y seguir sin pagar. Se comprende que el tema haya saltado en Carnaval, pero hay antifaces más bonitos y de mayor colorido. En fin, que dentro de poco tiempo inventarán otra cosa para nos gastemos el dinero en quitarnos el susto que nos provocan con tanto interés. Pero que conste que los locos no somos tontos y que dentro de nuestras pocas luces a veces acertamos.
