El Loco de la salina

El increíble cuento del IBI

La primera es que no tenemos palabras para dar las gracias a quienes nos gobiernan ahora con tanto acierto (Psoe y Ciudadanos).

Publicado: 27/10/2019 ·
22:58
· Actualizado: 27/10/2019 · 22:58
Autor

Paco Melero

Licenciado en Filología Hispánica y con un punto de locura por la Lengua Latina y su evolución hasta nuestros días.

El Loco de la salina

Tengo una pregunta que a veces me tortura: estoy loco yo o los locos son los demás. Albert Einstein

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Ha llegado hasta este manicomio la feliz noticia de que en La Isla nos van a subir el IBI un 6%, y los locos estamos locos de contentos. Les va a parecer mentira, pero hay varias cosas por las que bendecimos locamente la medida.

La primera es que no tenemos palabras para dar las gracias a quienes nos gobiernan ahora con tanto acierto (Psoe y Ciudadanos), porque nos podían haber metido de una tacada un 30% tranquilamente; incluso un 50%, o más. Y sin embargo no han querido castigar el ya dolorido bolsillo de tantísimas familias. Sacrificando los propios sueldos, (por cierto, les faltó tiempo para subírselos a sí mismos en el primer Pleno), han puesto un 6 donde el cuerpo les pedía un 60. Gracias por el incomprendido sacrificio de los subidores. Además, como el populacho es tontito del culo y no sabe sumar ni restar, no se entera de las sumas y restas que se hacen en las Casas Consistoriales de La Isla. Resumiendo, que donde nos decían que nos iban a quitar 3 nos meten 6 y como nos podían haber metido 60 y sin embargo se quedan en 6 nos vamos a ahorrar 54. ¿Qué les parece? Son cuentas y cuentos geniales. Después nos consuelan diciendo que por un lado nos meten 20 del IBI, pero por otro nos perdonan 30 de la famosa tasa, con lo que salimos ganando 10. A ver si no es para estar contentos e incluso para tirar cohetes. Total, que ante este panorama, está claro que una alegría desbordante debe reinar en La Isla, aunque al final no nos enteremos de la misa la mitad y paguemos como está mandado con el mismo fervor de siempre. 

La segunda es un aspecto importante que afecta a la memoria. ¿Se van a acordar los cañaíllas de esa subida cuando lleguen las siguientes elecciones dentro de cuatro años? Es imposible ¿Tan sólida es la memoria de nuestros paisanos como para acordarse de la madre que parió a más de uno cuando llegue el momento de depositar el voto en la urnita dentro de tantos meses como quedan para votar? Imposible ¿Se va a tirar ahora la gente a la calle a protestar por ese motivo si aquí en La Isla, como no sea para ver una procesión, el personal se mueve menos que los sueldos? Imposible. Pues venga, a subir.

La tercera tiene relación directa con Pinocho. ¿Qué se decía en los programas de los dos partidos que nos gobiernan? ¿Qué se ponía allí incluso subrayando la palabra “bajar”? Es posible que se haya producido un pequeño error y donde dice “bajar” querían decir “subir”. El que tiene boca se equivoca. En esos programas, que los cañaíllas leen con tanta atención, aseguraban que estaban decididos no solamente a no subir los impuestos, sino a bajarlos. Que se iban a partir la cara (cosa muy difícil por la dureza de que se trata) para congelar, bajar, hundir…etc…los impuestos. Otra vez contando con que el populacho no sabe aquello de Epi y Blas: subir es para arriba y bajar es para abajo. Pues aquí hay un malentendido. Se van a bajar, pero se suben. ¡Qué habilidad! Entonces, cuando quedaban días para votar, los dos partidos juraban y perjuraban que de subir impuestos nada de nada. Y ahora resulta que los suben de golpe.

La verdad es que en el manicomio pensábamos que Pinocho era el personaje de un cuento, pero hemos visto que no hay nada más lejos de la realidad. Ya nos hemos dado cuenta de que Pinocho existe, señores, y de que cada vez tiene la nariz más larga.

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