El Loco de la salina

Pamplinas de un loco

En el fondo yo creo que los que son socialistas de verdad se alegran de haber perdido lo que han perdido.

Publicado: 10/12/2018 ·
02:31
· Actualizado: 10/12/2018 · 02:31
Autor

Paco Melero

Licenciado en Filología Hispánica y con un punto de locura por la Lengua Latina y su evolución hasta nuestros días.

El Loco de la salina

Tengo una pregunta que a veces me tortura: estoy loco yo o los locos son los demás. Albert Einstein

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Por lo visto, el que no se consuela es porque ha perdido más el norte que la cabeza. Y encima se meten con nosotros como si la locura nos tuviera atontados. Los locos tenemos también nuestra propia opinión, aunque lo que digamos sean pamplinas variadas. Así que comprenderán que nos hayamos reunido y hayamos sometido a crítica lo que se cuece ahí fuera.

Vamos a comenzar por los socialistas. En el fondo yo creo que los que son socialistas de verdad se alegran de haber perdido lo que han perdido, porque saben que es saludable abrir las ventanas y no permanecer en el poder del cortijo tantísimo tiempo, que después pasa lo que pasa. Los que no se alegran son los que hubieran deseado estar toda la eternidad agarrados al butacón con todos los beneficios que al parecer este produce. Además el fracaso, cuando se reconoce y no se agarra uno a cualquier excusa, está hecho para aprender.

¿Y los del PP? Pues también han perdido, aunque sus caras ansiosas de un inesperado poder aparenten haber ganado este mundo y el otro. Las sombras de tantísimos robos les persigue y los locos hemos podido comprobar en el patio que nadie es capaz de desprenderse de su sombra por mucho que salga uno corriendo. Algún loco lo ha intentado echándose a volar desde la ventana del cuarto piso y lo que ha conseguido es parecerse a los sellos.

¿Y los de Podemos? Podrán, pero de momento no pueden, y menos cambiando de nombre y despistando al personal. No basta con ir descamisados, ni con profesar gran enemistad con la corbata. Hace falta algo más que dejarse colgar el pelo hasta los tacones. Decir que uno es de izquierdas no es garantía de que uno sea de izquierdas, a no ser que uno sea zurdo, y jurar que se apoya a los más necesitados entra en contradicción flagrante con vivir en un pedazo de chalet.

¿Y los de Ciudadanos? No deben olvidar que subir no es ganar y que todo lo que sube baja sin entrar en detalles eróticos. ¿No iban a morir con Susana? Eso pensaban los ingenuos ciudadanos. Al final, Marín ha dejado tirada a la muñeca y eso que no es chiclanero.

¿Y los de Vox? Vox es palabra latina que significa “Palabra”. Pues palabra que no entiendo a los que se manifiestan en contra de los 400.000 que los han votado. ¿Qué quieren? ¿Que se vuelvan a sacar las papeletas de las urnas y se consideren nulas? Muchos que presumen de demócratas dicen que esos son fascistas y los locos pensamos que en realidad son hijos directos paridos por los restantes partidos. El demócrata de verdad escucha, aprende, va al WC, devuelve lo que tenga que devolver, se corrige y asume los resultados de las elecciones, para que esos señores no vayan a más en el futuro.

¿Y los que se autoproclaman de extrema izquierda? ¿Y los del lacito amarillo? ¿Y los anti-todo, aunque no anti-algunas cosas? Nosotros estamos con ellos, siempre y cuando vengan al manicomio y armen aquí la auténtica marimorena. De ellos depende nuestra libertad. Ah, si van a luchar contra los de cara al sol con la camisa nueva, que luchen también para que desaparezcan las camisas viejas de fuerza que aquí nos ponen cada dos por tres.  

En definitiva, lo que no entra en nuestras locas cabezas es que alguien se pueda alegrar de llegar al poder, si este es considerado como lo que es, una pesada carga. Pues ahí los tienes, locos de alegría.

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