El Loco de la salina

La broma del tranvía

Los locos no nos acabamos de creer esto de la parálisis y pensamos que forma parte de la movida de Halloween.

Publicado: 30/09/2018 ·
23:59
· Actualizado: 30/09/2018 · 23:59
Autor

Paco Melero

Licenciado en Filología Hispánica y con un punto de locura por la Lengua Latina y su evolución hasta nuestros días.

El Loco de la salina

Tengo una pregunta que a veces me tortura: estoy loco yo o los locos son los demás. Albert Einstein

VISITAR BLOG

Cuando llegó al manicomio la noticia de que se iba a poner un tranvía a lo largo de la calle Real, ya ese mismo día nos tuvieron que poner a todos los locos la camisa de fuerza de la risa que nos dio. Estuvimos riéndonos un montón de días y nos pusimos ya serios, cuando nos amenazaron con llevarnos a la fuerza a un pleno del ayuntamiento. No es por nada, pero, conociendo el paño, sabíamos que mucho tendrían que cambiar las cosas para ver circulando ese dichoso tranvía por delante de nuestras narices. Después fueron anunciando que venía, que venía, que ya estaba ahí, que comenzaban las pruebas, que todo marchaba correctamente; coño, que hasta parecía escucharse ya el ruido de las ruedas en las vías y hasta la gente se apartaba porque se veía venir el bicho.

La cosa no podía fallar, porque entre otras cosas Europa se estaba dejando una fortuna en el tema. Incluso tuvieron hace muy poco tiempo la osadía de decir que se iban a poner los billetes a la venta. Ese día los locos recorrimos la Isla entera buscando esos ansiados billetes. Todo fue en vano. Algunos se iban pareciendo cada vez más a Pinocho. Y aquí no pasaba nada. Se levantaron otra vez varios tramos de la calle Real, porque ya se sabe que todo lo que no se usa se estropea. Pero erre que erre. Que ya estaba ahí. Que se estaba esperando no sé qué prueba final. Que si los prototipos de tranvía ya se estaban fabricando no sé dónde…

Así han estado durante diez largos años. Que se cachondeen de esa manera con ustedes los cuerdos tiene un pase, porque ustedes se lo creen todo y se tragan los discursitos que van tejiendo los políticos para vender el producto y que no se les vayan los votos, pero que nos vuelvan más locos a los locos que desde el primer momento sabíamos que se estaban quedando con el personal, eso no tiene perdón. Ahora, según las últimas noticias, se han paralizado los ocho contratos que había en el aire y por tanto se paraliza otra vez la llegada del tranvía. Nosotros creemos que lo que se han paralizado son las células grises de los políticos que nos venden humo y se quedan tan tranquilos agarrados a su sillón.

Los locos no nos acabamos de creer esto de la parálisis y pensamos que forma parte de la movida de Halloween. No hay cosa más quieta que un muerto, que es lo que ahora se lleva en esas tenebrosas fiestas, exceptuando los zombis, que serán torpes, pero que no paran de buscar víctimas ni un momento. Pues así está el tranvía, paralizado que es lo mismo que muerto. Sin embargo ya no produce miedo, sino que a los diez años nos va a volver a dar otro ataque de risa del que no nos vamos a poder recuperar en mucho tiempo. Total, que esta generación se muere sin ver circular esos aparatos tan bonitos que hasta parecían de verdad.

En todo caso, los locos queremos dejar claro que estamos del tranvía hasta aquí. Que no nos vendan más milongas. Que digan que lo del tranvía fue un cuento para ingenuos. Que no se cachondeen más de ustedes. Que los locos no tengamos que reírnos tantísimo. Y que por tantos engaños encadenados durante tanto tiempo se produzca al menos una dimisión. Una dimisión pequeñita, de alguien, de un solo elemento, de algún individuo o individua que no solo asuma tanta broma, sino que se vaya a su casa para los restos. Que ya está bueno lo bueno.  

 

 

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN