El Loco de la salina

La cuesta de enero

Vamos a poner el cuello en el rosco vertical y que nos lo pasen por la guillotina como a Puigcagón en las tablas del Falla.

Atento todo el mundo mundial, que la cosa no va de broma. Ya pasaron las Navidades, ya se han ido los Reyes Magos, ya está sonando el carnaval y mañana de golpe comienza la famosa cuesta de enero. Esto va que se las pela y lo peor es que siempre pagan los mismos.

Se ha escrito y hablado mucho de la famosa cuesta de enero; sin embargo es mucho peor de lo que escriben y hablan. No es mi intención ponerles a ustedes los vellitos de punta, pero es que se ve venir y el gobierno lo ha dejado claro: la pamplina de Cataluña la va a pagar alguien, y ese alguien es usted, el de enfrente, el de la moto y los locos, entre otros muchos.

Este 2018, que ha entrado suavemente como los supositorios, nos vamos a enterar de lo que vale un peine. Parece que los sindicatos están contentos porque hay un principio de acuerdo en el asunto de los salarios, pero sabemos que lo que suban los salarios se lo van a comer los trabajadores antes de que empiece febrero.

Ya mismo en esta cuesta de enero va a subir el gas natural, que ya de por sí tiende a subir, aunque es natural que suba como su propio nombre indica. Sube a morir la electricidad y ya no sabemos qué luces apagar en el manicomio, porque nos hemos quedado con cara de tontos y con las linternas en la mano. Como es ya sabido que la factura de la luz no hay quien la entienda y por tanto no la vamos a protestar, vamos a poner el cuello en el rosco vertical y que nos lo pasen por la guillotina como a Puigcagón en las tablas del Falla.

Suben los peajes de las autopistas y nadie sabe por qué, pero el vocabulario de los conductores seguro que va a empeorar cuando se acuerden de los autores de la subida y de sus respectivas familias. Suben los teléfonos y la fibra óptica de las principales empresas de telecomunicaciones. Podemos cambiarnos de compañía, pero lo mismo es enero que febrero.

Todo se resume en que se nos van a quitar las ganitas de hablar. En el manicomio hay demasiados locos tirando los móviles por la ventana. Y menos mal que yo escribo poquitas cartas, pero suben hasta los sellos de Correo, que por cierto es un servicio público. El precio de la vivienda se dispara y, aunque muchos municipios congelen el IBI, sin embargo el astuto de Montoro sube la valoración del inmueble, con lo que al cielo con ella. Las farmacias muy pronto nos pegarán la estocada en todo lo alto…

En fin, que todo va a subir; de ahí que se le llame cuesta de enero. Sin embargo los señores diputados de esta nación, teniendo en cuenta todo lo que he dicho, y sin que la cara de ninguno de ellos tienda a caerse al suelo de pura vergüenza, siguiendo la tendencia general a las subidas, se han subido también sus magníficos sueldos. Además, el gobierno se ha dado cuenta de que los pensionistas están durando demasiado, lo cual es una pesada carga para este país.

Por lo visto quiere llenos los tanatorios. Por eso, aunque la hucha está ya vacía, lo mejor es cargársela, cachondearse con ellos y subirles 2 euros al año a ver si se vienen abajo de una santa vez y tiran la toalla. Pero usted no se desanime, que no hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo resista. Ahora bien, cuando termine enero, no vaya a creer que viene la cuesta abajo, porque llega febrerillo el loco y vamos a ver por dónde nos sale.

 

 

 

 

 

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