Me refiero al tema de Camarón y a todo lo que cuelga alrededor de su figura, que no es poco. Como últimamente no se para de hablar de Camarón, de los gastos que se están originando para poner su figura en lo más alto, de la Casa Lazaga como Museo donde recoger toda su historia…, los locos no podíamos ser ajenos a tanto ajetreo y por eso ayer nos sentamos unos cuantos majaras en el patio y estuvimos discutiendo un montón de tiempo sobre Camarón y sobre La Isla. Y no se lo querrá creer, pero llegamos a un acuerdo, cosa muy complicada para los tiempos que corren, en los que basta que unos digan “negro” para que los demás digan que un mojón, que “blanco”.
Comenzamos por distinguir los asuntos. Separamos por una parte la forma de ser de una persona y por otra el arte que ha podido ir derramando a su paso. ¿Puede que una persona no te caiga bien y sin embargo sea un gran artista con el que hay que quitarse el sombrero? Pues sí, puede ocurrir. De hecho ocurre. A partir de ahí no fue difícil ponernos de acuerdo totalmente. Como estamos locos, pero no somos tontos, echamos una visual a todo lo que se ha escrito y dicho sobre Camarón. Y al final hemos tenido que reconocer que Camarón es un artista aplaudido en el mundo entero, aunque haya una parte del sur de Indonesia que no lo conozca, aunque les suene. También hemos leído y escuchado con atención a todos los que critican su figura por cosas pasadas y protagonizadas desgraciadamente por Camarón. Por eso hicimos la distinción y nos fue bien. Nos quedamos con el artista y lo demás se lo dejamos al juez supremo, que sabe menos de arte que nosotros, pero que lo juzgará con mayor sentido de la justicia que nosotros.
Después pasamos al tema de los gastos que el Ayuntamiento está asumiendo para poner al Camarón en el sitio que como artista universal le corresponde. Algunos locos defienden que lo que hace falta es acabar con el paro que hay en La Isla y dejarse de chorradas y de gastar el dinero en la farándula. Después de mucho discutir, creo que dimos con la clave. Y la clave consistió en echar un vistazo al mapamundi y a los pueblos y ciudades que nos rodean. Está claro que todo pueblo que ha parido a algún artista, a algún científico, a algún literato del tamaño que sea, procura ponerlo en relieve, darle publicidad, hacerle un monumento. A veces el único que ha hecho historia en el pueblo es el tonto de toda la vida de Dios. Bueno, pues van y le ponen una estatua a la entrada del villorrio. Y se quedan tan tranquilos, porque están vendiendo todo lo que tienen, aunque sea poquito y contraproducente. Y nosotros, que tenemos a Camarón de La Isla, ¿lo vamos a meter en un baúl y a otra cosa? ¿Estamos locos? Bueno, algo estamos, pero no tanto. Por eso nos parecen bien de momento las iniciativas que está teniendo el Alcalde con respecto al Camarón. Y, si se centra el tema en la Casa de Lazaga, pues manos a la obra. ¡O preferimos que se la coman las palomas!
Y por último nos fue bien distinguir entre lo que hacen los políticos y el partido al que quieran pertenecer. Si el director del manicomio tira el muro del patio y así nos vemos libres los locos, a nosotros ¿qué más nos da el champú que se echa en la cabeza en la ducha, si lo que queremos es vernos corriendo por la calle? Estamos convencidos de que, si no se le hiciera nada a Camarón, esos mismos que hoy critican al Alcalde, saldrían a la calle con pancartas en las que podrían: “Loaiza, rómpete tú también la camisa”, ”Alcalde, …ón, gástate algo en Camarón”. Los que nos queda que ver.
