Mientras efectivos de la policía realizaban registros en un buen número de domicilios relacionados con la familia Pujol en busca de lo que todos sabemos que han venido escondiendo desde hace años; mientras que se sigue demostrando que esta familia se ha enriquecido a costa de todo; mientras sigue sobrevolando ese 3% sobre la cabeza de Mas; mientras que nos hartábamos de ver a la señora presidenta del parlamento catalán dando vivas a la supuesta república catalana, en un ya claro gesto de desobediencia institucional; mientras que todo esto sucedía, todo esto que es más que vomitivo, los partidos independentistas del parlamento de aquella región presentaban una propuesta que atenta contra lo que llamamos el estado de derecho. Si algo así no puede llamarse golpe, que baje Dios y lo vea.
La declaración, apoyada por Juntos por el Sí y la CUP, es un claro acto de rebeldía. A mi no me sirven los calificativos de “provocación” (Mariano Rajoy dixit) o “pulso” (Pedro Sánchez dixit). Me parece que todo esto va más allá: instar al gobierno catalán a cumplir con exclusividad las órdenes que dicte el parlamento autonómico y, por otra parte pero intrínsecamente unido, obviar los mandamientos del Tribunal Constitucional me parece algo cuanto menos sancionable a la vez que surrealista. Creo que estamos ante una proclama de independencia sin matices que debe llevar a los responsables máximos del estado a utilizar todos los mecanismos legales a su alcance para impedirla. Quizás de forma sosegada, pero evidentemente proporcional a la gravedad de los hechos que se han puesto sobre la mesa.
Es el momento de la política. De la altura de miras. De ver el bosque completo y no sólo los primeros árboles que aparecen ante nuestros ojos. Es el momento de dar un golpe sobre la mesa y dejar claro clarito qué es la democracia, qué son las altas instituciones del Estado y qué es la soberanía popular.
Es un momento que si Mariano Rajoy sabe reconducirlo puede ganar muchos enteros. Es el momento en el que el Partido Popular, el Partido Socialista Obrero Español y Ciudadanos tienen la oportunidad de demostrarnos a todos lo que de verdad es el estado de derecho.
Es el momento de las grandes y difíciles decisiones. Para eso les hemos votado. Es el momento de abandonar la cintura política y medir las fuerzas. Es el momento de la acción-reacción. Es el momento, insisto, de la política con letras mayúsculas.
Que nadie tenga miedo. Nos ampara la razón. Nos ampara la ley. Nos ampara la Constitución.