El jardín de Bomarzo

Una cuestión caPPital

Resulta curioso comprobar cómo el carácter puede ser tan distinto en dos localidades separadas por poco más de veinte kilómetros

Publicado: 11/05/2018 ·
12:36
· Actualizado: 11/05/2018 · 12:36
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Bomarzo

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"Si yo fuera jerezano, de los del vino, los de Patrico, los de caballo, seguramente me alegraría de la herencia de mis paisanos, de los flamencos, de sus valores, de Paquera, de Juan el Torta, de Lola Flores...". Pasodoble de la chirigota Las del convento de Santa María la Yerbabuena.

La rivalidad entre municipios se da principalmente en provincias con una característica geográfica especial, como es el caso de Cádiz donde ocho localidades sobrepasan los 50 mil habitantes y eso no solo no es habitual sino que provoca roces entre ellas bajo el recurrente "lo mío es mejor" -entre Jerez con Sanlúcar y El Puerto, San Fernando con Chiclana o Algeciras con Cádiz y ésta con Jerez-. El orgullo por la tierra es una cosa, pero otra distinta es rivalizar con la capital de la provincia. En Andalucía, solo Málaga encuentra localidades de peso, al margen de la capital, como puedan ser Torremolinos, Marbella o Benalmádena, pero en ninguna de ellas a nadie se le ocurre plantear competición capitalina con Málaga. En otras, Los Palacios, Dos Hermanas o Utrera quedan muy lejos de Sevilla, Lucena o Los Pedroches de Córdoba, Linares de Jaén, Roquetas de Almería, Motril o Almuñécar de Granada o Isla Cristina o Moguer de Huelva. Por tanto, lo inhabitual es encontrarse con una provincia donde dos municipios tienen más población que su capital, en este caso Cádiz, que con 118.048 habitantes queda por debajo de Algeciras -120.601- o Jerez, que con 212.830 según el último censo del Instituto Nacional de Estadística es la localidad más poblada, la que tiene un término municipal más grande y cuenta con uno de los mayores registros de pedanías y barriadas rurales del país. Cádiz pierde población por dos cuestiones bien simples; una territorial, dada su evidente imposibilidad de crecimiento y esto lleva a la otra y es el elevado precio de la vivienda, que provoca que muchos, sobre todo los jóvenes, busquen refugio residencial en la bahía o en alguna localidad vecina. Cádiz envejece y, con ello, pierde peso. 

Resulta curioso comprobar cómo el carácter puede ser tan distinto en dos localidades separadas por poco más de veinte kilómetros. Del carácter abierto y chirigotero, con la gracia y arte inigualable del gaditano, se pasa en poco más de quince minutos en coche, a unas formas completamente distintas, con sello venido de otra época donde lo británico señorial convivía con lo andaluz del pueblo llano, caballo, vino y feria en mayo que todo lo junta. Una es carnaval, la otra feria. Una de puerto y sal caletera y la otra interior, de viñas y caballos. El forastero  percibe con nitidez la impronta colonial de Cádiz y la sevillana de Jerez. Dos pueblos acostumbrados a vivir de espaldas uno al otro. En Cádiz siempre se criticó a los jerezanos por sus aires sevillanos, lo que tantas rimas punzantes y agudas ha dedicado el Falla. Los jerezanos durante siglos necesitaron de Cádiz lo justo, el papeleo inevitable en oficinas estatales. Pero todo esto no dejan de ser cuestiones menores entre poblaciones que se disputan brillo, no más.

Pedro Pacheco, tan jerezano y buen conocedor del espíritu de su pueblo, sí trasladó la disputa al terreno político entre Jerez y Cádiz y en su "me encanta Jeré" se encerraba, en cierto modo, una proclama para arengar el chovinismo jerezano y es evidente que produjo, al margen de otras cuestiones, un sentimiento en el electorado de orgullo que tradujo en votos y, al tiempo, un incremento en la rivalidad con Cádiz, también atacada antes por el ex alcalde de Algeciras del PA Patricio González cuando promovió para el Campo de Gibraltar la campaña para convertirla en la novena provincia o, en la actualidad, con su alcalde José Ignacio Landaluce, que reclama trato especial para Algeciras -para todo alcalde es lícito y obligado exigir mejor trato para su localidad, va en el sueldo-. Pero en este sentido, Cádiz, históricamente, siempre se ha visto atacada por otros municipios, que unas veces han reclamado separación, otras disputan capitalidad y, en general, nadie usa el "soy gaditano" salvo aquellos que nacieron en un radio no más allá de un kilómetro a la redonda de Puerta Tierra. Si por un segundo nos paráramos todos a analizar el resultado histórico para la provincia de esta evidente falta de unidad no hay más que tirar de tres o cuatro índices para comprobar que ha sido nefasto. Y lo ha sido a pesar de que se trata de una provincia, en su conjunto, espectacular. Para eso basta con poner oído a cualquiera de los muchos que anualmente la visitan.

A Pacheco le fue bien con un discurso capitalino que llegó a más cuando  planteó la creación del gran municipio de la bahía. Un gran municipio que sumaba habitantes y peso y, por tanto, mayor obtención de ingresos del Estado, pero claro sólo con un alcalde y una corporación municipal y Jerez con la sede principal, lo cual estaba avocado al fracaso. De hecho, se podía permitir el lujo, en esto y en todo, de decir lo que le viniera en gana sin rendir cuentas a nadie porque para eso él y solo él era el partido. La polémica ha saltado de nuevo esta semana cuando el candidato por el PP al Ayuntamiento de Jerez Antonio Saldaña, recogiendo el testigo del modelo de Pacheco para polemizar sobre la capitalidad y con ello elevar su nivel de conocimiento y valoración personal, junta dos palabras como son Jerez y cappital -con dos pes de PP- en una estrategia donde usando juego de palabras reclama un trato especial porque Jerez, asegura, "es la primera ciudad de la provincia de Cádiz". Aunque aclare, como de hecho lo está haciendo estos días, que en ningún caso pretende disputarle la capitalidad administrativa a Cádiz. Saca del cajón una vieja fórmula para muchos agotada, que separa más que une y que en absoluto representa, a día de hoy, una reclamación que esté en boca de la ciudadanía de Jerez y que, además, molesta a la de Cádiz; además, ni estamos en los años noventa del siglo pasado ni el perfil de Saldaña es el de Pacheco. Al margen de que se debe a una disciplina como es la del PP y a su partido mete en un lío, no un gran lío, pero "actuaciones por libre" de este calibre nunca son bien interpretadas. ¿Cómo convencer a un gaditano que vote al PP si a 30 kilómetros este partido tiene como lema electoral disputarles la capitalidad? Teófila anda con este tema mordiéndose el labio. 

La polémica no tiene mayor importancia desde la óptica de que la genera un político joven como Saldaña que está en campaña, ha recogido el testigo de Pelayo porque ésta no ha querido continuar y necesita foco y luz sobre él. Pero en su frenética estrategia se lleva por delante al partido, a quien no consultó y a quien la iniciativa incomoda mucho, de hecho le han pedido que aclare cuanto antes el embrollo porque en Cádiz no están para nada contentos con el asunto y más teniendo en cuenta que aún ocupa el cargo de secretario general de los populares gaditanos. Cargo que deberá abandonar en breve, más ahora, y que igual recae en manos de Ana Mestre, igual no, tras lograr ésta no ser candidata en Sanlúcar y conseguir el sí de Antonio Sanz para nombrar candidato a Antonio Rodríguez, un empresario vinculado desde siempre al PP de Sanlúcar.

Como colofón, el presidente Rajoy acude justo a la provincia este mismo fin de semana. El viernes dará una conferencia en Cádiz organizada por el Grupo Joly con posterior almuerzo y el sábado, en San Agustín en Jerez, protagoniza acto de partido con candidatos. Duerme en Cádiz, quizás porque sea más de capitales, o porque prefiera la orilla del mar para su caminata matinal, o porque no tenga cuerpo ni arte para la feria y si se arrima a Jerez la noche del viernes igual se arranca por sevillanas en la caseta de La peña los 100... Sea en un sitio o en otro, duerme en la provincia de Cádiz, una provincia maravillosa que tiene la gran suerte de tener dentro, entre otras muchas, dos ciudades hermosas, importantes y bien hechas como son Jerez y Cádiz, Cádiz y Jerez, únicas y distintas que juntas hacen una provincia más fuerte.

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