Gran pase el de los pescados malditos, que volverán a pelear en semifinales. “Vive Cádiz que es una bendición”. El consejo de Manolito Santander con su chirigota no puede ser más sabio. Vuelven a meterse al público en el bolsillo tras una presentación a la que le cuesta arrancar por el griterío de los aficionados. Se vienen arriba (la agrupación, claro) y acaban llenando el escenario.
Alegato defensor de la provincia de Cádiz en el primero de los pasodobles, en el que piden que se canten también las cosas buenas que hay en la ciudad para acabar recordando que “no somos los malos”. Una letra muy aplaudida por un teatro que seguía respaldando a la chirigota que, desde luego, tiene más sabor a mar. En el segundo critican la corrupción de los políticos a la hora de obtener másters “mientras que nuestros hijos son los que van al paro”.
Buena, también, la tanda de cuplés. El primero, para su prima y las toallitas, que como son tan perdurables “vamos a acabar todos enterrados” en ellas. En la segunda letra se confunden con eso de ser hermafroditas y ya no saben ni sus gustos sexuales. Estando en cuartos de final, el teatro ya corea el estribillo, síntoma del buen año de la chirigota.
En el popurrí logran, otra vez, hacer reír a un público que, todo hay que decirlo, es el menos frío de esta fase de cuartos. La última cuarteta, además, vuelve a ser una delicia de Manolo Santander, en la que promete “amores chirigoteros” en La Caleta.
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