Tengo la sensación de que nuestra ciudad va a necesitar al menos dos décadas para alcanzar los niveles de grandeza que tuvo no hace mucho tiempo. El Puerto estaba en boca de todos los españoles, era la ciudad elegida para poder pasar unas vacaciones inolvidables, que era y sigue siendo la ciudad cómoda de la Bahía, teníamos grandes hoteles y discotecas donde se celebraba los mejores eventos de la provincia, con un electo de artistas y famosos que atraía a miles de visitantes.
La población tuvo un aumento considerable gracias a la construcción de miles de viviendas de todo tipo y prueba de ello son las que el Patronato de la Vivienda Nuestra Señora de los Milagros puso en el mercado, más de 4.000 de las que cerca a un 30% fueron vendidas a vecinos de otras poblaciones con el consiguiente aumento del censo, todas ellas de protección oficial.
El Puerto de Santa María tiene que tener gratitud eterna al hombre que lo hizo posible, el gerente de la entidad, Manolo Rebollo. El Puerto además tiene alguna que otra deuda pendiente con personas, algunas ya desaparecidas, que hicieron de nuestra ciudad una de las grandes poblaciones de la provincia como Juan Melgarejo Osborne, impulsor de la urbanización de Vistahermosa, conocida en toda España como una de las mejores de todo el país.
Fernando Terry Galarza, que rescató Valdelagrana para convertirla en la mejor zona turística de toda la provincia.
Javier Merello Gaztelu, conseguidor del hotel PuertoBahía y de la celebración del sorteo de la Lotería Nacional en el Club El Buzo de Vistahermosa. Hernán Díaz Cortés, que puso en marcha los polígonos industriales, dejando a Impulsa con un superávit de 17 millones de euros. Todos ellos, además, rodeados de un buen equipo.
Y por último, Antonio Álvarez Herrera, primer alcalde de la Democracia que cuya trayectoria como político fue inmaculada. Sirvan estas líneas de homenaje a todos ellos y que puedan servir de guía a la Corporación actual, recordándole que los proyectos se heredan y que deben ser ejecutados a la mayor brevedad posible.
Debemos recibir con gran alegría todos los nuevos que nos están llegando y sin embargo la prioridad debe por aquello que por diferentes razones están paralizados y sirva de ejemplo los aparcamientos del Parque Calderón para que no se eternice como ha pasado con el plan del casco histórico.
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