El pasado miércoles por la tarde, que es cuando suelo escribir mis artículos, me llegaron rumores de la dimisión de Curro, no el bandolero, no, el otro.
Un ciudadano de los muchos que pretenden vivir de la política y que se presentó a bombo y platillo tan solo hace unos días y no sé si el próximo viernes, es decir, hoy, esto haya sucedido.
También me llegan los ecos de que posiblemente algún que otro acompañante muy cercano al candidato de otro partido no llegue a jugar en esta liga política que empieza el día 26.
Espero poder confirmarlo la semana que viene. Pero hoy toca hablar del Gobierno de la nación, del Sanchismo, del estacazo fiscal que el plagiador de la tesis doctoral nos va a dar en los bolsillos de todos los españoles.
Un sablazo de 26.500 millones de euros más en la nueva legislatura. Dos días después de las urnas del pasado 28 de abril la Unión Europea recibió el plan fiscal para España elaborado por Pedro Sánchez del que no habíamos oído hablar en campaña ni durante la infinidad de actos y apariciones públicas en la semana previa a las elecciones Generales ni siquiera en los debates celebrados en televisión.
Una prueba más del cinismo que atesora a la chita callando un alza de la presión fiscal sobre los contribuyentes nunca antes visto a su nivel por encima incluso de antes de la crisis.
El presidente en funciones ha pasado de puntillas durante toda la campaña para darnos un hachazo tributario que perjudicará a las grandes y pequeñas empresas y que darán consigo una fuerte subida de impuestos.
Curiosamente las 300 páginas del programa electoral con el que empezó el PSOE ha ganado elecciones no se menciona nada acerca de los 26.500 millones de euros ni se anuncia ninguna subida fiscal.
En definitiva, crimen se ha cometido con nocturnidad y alevosía y las consecuencias no se harán esperar y un fiel reflejo de ello será sin duda el incremento paulatino del paro.
El doctor Sánchez, el artífice de este desaguisado ya está de acuerdo con el coletas para llevar a cabo este plan y un Gobierno de coalición que durante cuatro años tendremos que soportar.
Una vez más, ajo y agua.
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