Se cumplieron los 100 días del Gobierno de Pedro Sánchez y toda la prensa española ha hecho un análisis más o menos minucioso de cuál ha sido su actuación y cuales los resultados obtenidos. Particularmente pienso que ha empleado 50 días a decir que era blanco y otros 50 que era negro, como pudimos comprobar el día 11 a las 10 de la mañana, asegurando la continuación de la ministra de Sanidad y destituyéndola a las 8 de la tarde.
Y es que, señora Montón, los másteres se ganan haciendo trabajos propios y no plagiando a los demás.
No cabe duda de que al presidente se lo estaba exigiendo el principal partido que le ayudó alcanzar el poder, con el que se ve obligado a negociar su permanencia, donde los interlocutores válidos para asuntos importantes son Pablo Echenique (el que tenía un empleado sin Seguridad Social) y Carlos Sánchez Mato (a éste se lo quitó de en medio la alcaldesa de Madrid por peligroso).
Estos dos individuos forman parte del ala dura de Podemos, un partido totalitario que nos quiere llevar a la ruina subiendo los impuestos e incrementando el gasto público, así como acabar con la deducción fiscal de los planes de pensiones para que los ahorros de la sociedad no estén gestionados por el sector privado cuando, a mi juicio, es la empresa la que genera empleo y bienestar y no el sector público que es un nido de corruptos como ha sucedido en Andalucía.
Así pues, con estos socios tan siniestros, que nos van a arruinar, se corre el peligro, señor presidente, de que el Partido Socialista se contagie y se convierta también en una formación totalitaria, aunque alguien ya dijo que detrás de todo socialista hay un dictador en potencia. Vamos, que si pudieran, reverdecerían tiempos no deseados. Convoque elecciones y deje de gobernar a base de decretos.
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