El Dedo

Elecciones y comicios

A poco menos de un año para las elecciones municipales, empezamos a ver declaraciones de los líderes políticos de nuestra ciudad

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A poco menos de un año para las elecciones municipales, empezamos a ver declaraciones de los líderes políticos de nuestra ciudad. Los medios de comunicación, tanto escritos como hablados, nos van a poner al día de las virtudes propias, de los defectos de los rivales, de la herencia recibida y de los gobiernos anteriores y actuales; nosotros somos los buenos y el resto los malos. Lo cierto es que unos por otros, la casa sin barrer; el temporal de la corrupción no tiene visos de amainar y, naturalmente, esto influye en el pueblo que ve cómo sus ídolos son de barro.

Las calificaciones a veces se quedan cortas, pero no se debe generalizar si tenemos en cuenta que los partidos políticos están formados por cientos de miles de ciudadanos honrados que se ven inmersos en un lodo putrefacto expelido por la escoria que forman parte de sus listas, un lastre que debe ser analizado minuciosamente y expulsado de la sociedad. Las últimas sentencias de los tribunales dan fe de todo cuanto estoy exponiendo, pero esten atentos a las que se van a conocer próximamente.

Los dos grandes partidos, PP y PSOE, tendrán que mirar hacia dentro antes de dirigirse a los de fuera, que sus manifestaciones van a influir en gran medida en las elecciones locales. No crean que el resto de los partidos que pretenden formar Gobierno en nuestro municipio se van a encontrar con un panorama despejado, unos porque sus mayores han pasado del anticapitalismo a la casta, de la barriada al chalé; otros porque pretenden vivir de la política, presentar una tarjeta de visita que por sí mismos son incapaces de tener.

Algunos porque se creen salvadores de la patria y todos porque escuchan cantos de sirena de la corte aduladora que le rodea. Personalmente me gustaría que a las próximas elecciones municipales se presentase un partido que en el primer punto de su programa de Gobierno figurase la renuncia a cualquier tipo de remuneración económica, seguro que ganaría con mayoría absoluta. Es obvio que es una utopía, pero quien sabe.   

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