Pasaron los carnavales, ha pasado la Cuaresma, ahora estaremos pendientes de que llegue nuestra Feria. Como pueden comprobar, ese cuarteto es sin ánimo de rimar, solo de narrar los hechos. Dejemos atrás estos ripios y vayamos al asunto que me trae a estas páginas empezando por los carnavales, fiestas alegres y populares donde se desborda el buen humor y la crítica a manos llenas; gracias al buen hacer y al esfuerzo de algunos pero que, sin duda, no constituye un gran atractivo para los visitantes.
Detrás de don Carnal viene doña Cuaresma, que finaliza con la Semana Santa, tiempo de devoción y recogimiento donde Hermandades y Cofradías lucen sus mejores galas sacando a la calle sus Titulares para que el pueblo eleve sus oraciones o admire sus tallas y pasos, aunque al igual que el Carnaval, tampoco es objeto de deseo para el foráneo porque, tanto uno como otra, tiene la competencia bien cerca.
Esto es solamente una opinión, sin ánimo de ofender, pero que refleja una realidad que vivimos todos los portuenses; pero no seamos pesimistas y acojamos con gozo nuestra Feria de Primavera y Fiesta del Vino Fino que inicia su andadura el próximo día 23 con el pregón oficial en la caseta de Helo-Libo. Una Feria que desde hace años, con gran acierto del que fuera nuestro alcalde, Hernán Díaz, la dedicó por primera vez a Madrid y que, desde entonces, ha venido dedicándose a comunidades y provincias diversas con la consiguiente publicidad que representaba para nuestra ciudad. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, ya no es así, lo que contribuye a un grave error.
El Puerto de Santa María hay que darlo a conocer fuera de la provincia, ya que nuestros vecinos poco van a aportar; tenemos que buscar otros caladeros dentro o fuera de España donde poder ofrecer nuestra cultura, nuestros monumentos y nuestra gastronomía porque, siguiendo el camino emprendido, terminaremos dedicándole la Feria a nuestros vecinos de El Portal.
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