Hoy nos pasaremos todo el día hablando del Gordo de Navidad y del resultado de las elecciones autonómicas en Cataluña, como si no tuviésemos otros asuntos de los que hablar tales como las guerras, el hambre en países de todo el mundo, la cantidad de muertes causadas por falta de medicamentos, y un largo etcétera de desgracias que ocurren en nuestro planeta habitado por el hombre al que llamamos “civilizado”.
Sirva este preámbulo para sensibilizarnos y hacernos reflexionar sobre si hacemos algo por nuestro prójimo que, como la palabra indica, lo tenemos tan cerca. Son estos días de amor y alegría familiar los más idóneos para poner en práctica nuestros mejores deseos hacia los demás.
Son estos días los que han de concienciarnos si hemos cumplido con nosotros mismos durante este año que toca a su fin. Son estos días los que nos pueden proporcionar la paz interior que todos y cada uno de nosotros necesita. Son estos días, en fin, los que nos van a trazar el camino que debemos seguir durante la inminente llegada del nuevo 2018.
Quiero dejar constancia de que no trato de moralizar, sino simplemente expresar mi sentimiento ante todo ante tantas calamidades que ocurren a nuestro alrededor y, como quiera que son días de regocijo, terminaré este artículo felicitando de corazón a todos nuestros gobernantes, funcionarios, fuerzas de seguridad, bomberos, médicos, enfermeros, sindicatos, obreros, empresarios, universitarios, profesores, alumnos y a todos aquellos que hacen posible que nuestra querida España prospere y sigua el sendero de una democracia justa, donde la igualdad alcance su cuota más alta.
Que la providencia y la naturaleza nos den la felicidad que tanto se desea.
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