Nunca pensé que diría esto, pero este año estoy deseando que lleguen las procesiones. La Semana Santa será como un agujero negro que engullirá a todos los políticos y con ellos a esta campaña tan cansina, y eso es algo muy muy de agradecer. Podremos evitar todo el politiqueo tan solo con evitar las páginas de la Semana Santa, un duro sacrificio que algunos seremos capaces de asumir.
Pero permítanme que pondere como se merece esta labor social importantísima de las cofradías, que quizá no estemos agradeciendo lo suficiente. Al atraer hacia ellos a todos los políticos, los demás podremos leer la prensa, ir al mercado, a los bares o a pasear sin que nos asalten los candidatos, ni sufrir apretones de manos, ni besuqueos de críos, ni soportar soflamas.
Va a ser algo maravilloso, y todo gracias a los cofrades, a los que Dios pone a prueba con estos terribles martirios. Las calles del centro se llenarán de figuras eternas y todopoderosas, como el alcalde o la Porras, y los cofrades se enfrentarán a ellas sin vacilar, y tan solo para ofrecernos a los demás unos días de paz. Pero no dejo de pensar que tendríamos que tratar de ayudar de alguna forma a esta pobre gente.
No se, quizá podríamos crear una aplicación que les localice en todo momento a los políticos en procesión. Atención, candidato de Ciudadanos en plaza del Obispo, rodee por Postigo de los Abades. Precaución, alcalde bajando por Carretería, ruta de escape por calle Nosquera. Pero, sea lo que sea, algo hay que hacer. Su generosidad con nosotros merece sin duda una recompensa.
Desde aquí, al menos, vaya con ustedes mi más sincero agradecimiento y profunda devoción. Amigos, que Dios se lo pague.
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