Educar para el futuro

Culpabiliza que algo queda

La adquisición de hábitos sociales adecuados pasa por una concienciación que no se consigue únicamente apelando a las emociones

Publicado: 13/09/2019 ·
13:20
· Actualizado: 13/09/2019 · 13:20
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Autor

Antonio Monclova

Antonio Monclova es biólogo, doctor en prehistoria y paleontología, master en arqueología y patrimonio

Educar para el futuro

Análisis, crítica y reflexión sobre las necesidades pedagógicas de la sociedad para difundir el conocimiento y la cultura

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Educar para el futuro requiere que se sienten las bases y pautas para formar a las próximas generaciones y una parte importante de la educación es prevenir los comportamientos que afecten nocivamente al desarrollo personal y a la convivencia en general.

Por este motivo la actuación educativa como medio preventivo debería formar parte de todo planteamiento que mire al futuro y en ningún caso puede basarse únicamente en advertencias y sanciones, y menos aún en esparcir culpas como medio de sensibilizar las conciencias.

La adquisición de hábitos sociales adecuados pasa por una concienciación que no se consigue únicamente apelando a las emociones, también debe valerse de la razón. Se imaginan a unos clientes que para acceder al interior del supermercado tuvieran que pasar por encima de un rotulo que dijese “No toleren que se robe en el supermercado”. ¿Creen que así se frenaría de alguna manera los robos?

Yo no lo creo y aunque no dudo que el rotulo podrá mover algunas conciencias, quién piense robar lo hará y ningún cliente vigilará para impedirlo. De lo que estoy seguro es que la mayoría de los clientes no se sentirían a gusto en un supermercado que parece hacerles corresponsables de los robos si no hacen algo para impedirlos. Es propio de las dictaduras: “¡Vigila al otro, tu eres responsable de lo que haga!”.

De manera semejante, si a la entrada de un edificio pusieran en el suelo con grandes letras la frase “no debemos tolerar el machismo” quienes pasasen sobre ella podrían interpretar que quien la escribió considera que ellos quizás estén tolerando el machismo. Lo cierto es que eso es lo que insinúan y utilizan la frase para apelar a las emociones de todos haciéndoles sentir en cierta forma corresponsables de las actitudes machistas de los demás. Lo más curioso es que todos estos que intentan repartir culpas machistas parten de un dicho que si lo es: “la mujer del Cesar no solo tiene que ser honrada sino parecerlo”.

No se puede tener una cara más dura. Lo peor de todo esto es que frases como “no debemos tolerar el machismo” las han puesto en el suelo a la puerta de muchos colegios, donde los alumnos – niños y adolescentes – poseen una situación emocional más frágil que los adultos y por tanto más incapaz de alejarse de la culpa que reparte la frase.

No se extrañen de que un día de estos en el supermercado aparezca un rotulo que diga una tontería como “no toleren expresiones no inclusivas”, pero si eso sucediese seguro que habría clientes que dejarían de comprar allí. La desgracia es que frasecitas como estas (y otras consignas aún más absurdas) pululan en los colegios y los padres tienen que seguir llevando allí a sus hijos. Aleccionar a los demás con mensajes inclusivos y buenistas no puede ser utilizado como trampa para culpabilizar. Eso es  buscar donde no hay.

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