Educar para el futuro

El convivado de piedra

Lo que a mí me preocupa son cuestiones tales como la manera en la cual esa tecnología podrá afectar a las personas que viven en soledad

Publicado: 12/07/2019 ·
10:25
· Actualizado: 12/07/2019 · 10:25
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Autor

Antonio Monclova

Antonio Monclova es biólogo, doctor en prehistoria y paleontología, master en arqueología y patrimonio

Educar para el futuro

Análisis, crítica y reflexión sobre las necesidades pedagógicas de la sociedad para difundir el conocimiento y la cultura

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Con la aplicación de la inteligencia artificial los dispositivos electrónicos denominados asistentes virtuales han llegado para quedarse. Estos aparatos, dotados de altavoces inteligentes y capacidades interactivas, están invadiendo poco a poco la intimidad de nuestros hogares como si de un nuevo miembro de la familia se tratase.

Lo cierto es que en una sociedad en la cual casi todo parece encajar dentro del entorno familiar, no creo que extrañe a casi nadie el hecho de que un convidado de piedra pueda hacerlo. Los asistentes virtuales responden preguntas, reproducen música, podcasts y audiolibros desde Internet, proveen de todo tipo de información en tiempo real, establecen alarmas y utilizan comandos de voz para automatizar y controlar numerosos dispositivos.

Aquí no trataré de lo mucho que avanza la tecnología o de si estos dispositivos son o no eficientes en las labores para las cuales fueron diseñados, lo que a mí me preocupa son cuestiones tales como la manera en la cual esa tecnología podrá afectar a las personas que viven en soledad.

En los últimos años hemos visto como los teléfonos inteligentes han ido convirtiéndose en paradigma de independencia y libertad de movimiento, al integrar en un dispositivo portátil lo que necesita en su día a día una persona dinámica y – porqué no decirlo – especialmente si es joven y se relaciona con los demás.

Con otro cometido, los asistentes virtuales han irrumpido en el mercado con una función eminentemente reservada al ámbito doméstico, que muchos asocian en mayor medida a los menos jóvenes.

Tratándose de unos dispositivos que parecen estar diseñados para actuar como auténticos acompañantes, podrían resultar especialmente interesantes para quienes viven en soledad, aunque se arriesguen a convertirlos en meros sustitutos de unas relaciones interpersonales ausentes.

No he querido decir que utilizar asistentes virtuales pueda causar algún tipo de problema a sus usuarios, lo que quiero es señalar que prestar atención a cómo se difunde el uso de estos dispositivos en los próximos años, nos ayudará a constatar cómo la soledad está se convirtiendo en uno de los peores problemas de una sociedad que se considera la más interconectada de toda la historia de la Humanidad. En nuestro entorno las personas de edad más avanzada conforman un sector que destaca por su número creciente y su delicada situación.

Es curioso verles en televisión protagonizando spots que publicitan los asistentes virtuales, mostrando así el lugar destacado en el mercado que les otorgan los fabricantes. Me gustaría saber a cuantas personas mayores les regalarán esta Navidad uno de esos dispositivos para estar menos solos y me pregunto cuánto tardarán en crear los artilugios que cuidaran a los que hoy hacen el regalo.

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