Educar para el futuro

Censura para tontos

Además de que falsear y tergiversar las noticias en los medios, actualmente se acalla a quienes discrepan con las posturas “oficiales”

Publicado: 14/06/2019 ·
10:55
· Actualizado: 14/06/2019 · 10:55
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Autor

Antonio Monclova

Antonio Monclova es biólogo, doctor en prehistoria y paleontología, master en arqueología y patrimonio

Educar para el futuro

Análisis, crítica y reflexión sobre las necesidades pedagógicas de la sociedad para difundir el conocimiento y la cultura

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Con lo bonito que queda poder decir que existe libertad de expresión, que todos y cada uno de los ciudadanos podemos expresar nuestros sentimientos y opiniones, por supuesto dentro del marco de convivencia que regula las leyes que nos hemos dado como sociedad democrática. Pero resulta que a la hora de la verdad esto no es exactamente así ni desde lejos.

No digo que la falta de libertad de expresión sea algo que se palpe a primera vista en nuestro entorno social, más bien se trata de que poco a poco se hayan ido creando las condiciones para que esa situación llegue.

Aunque sea triste reconocerlo, más pronto que tarde y casi sin darnos cuenta, lo que está sucediendo en nuestra sociedad puede desembocar en ese futuro que han descrito autores como Orwell, en el cual incluso se impondría la eliminación de muchas expresiones del lenguaje y formas de expresarse, bajo la premisa de una supuesta corrección y respeto a los demás.

No creo exagerar si digo que esas distopías que tantas veces nos han mostrado la literatura y el cine podrían estar más cerca de lo que muchos pensamos. En la progresiva pérdida de libertad de expresión el papel de los medios de comunicación es fundamental, ya sea manipulando la información o simplemente ocultándola, por imposición de los poderes fácticos o bajo criterio propio (a modo de autocensura).

Sea la que sea y en el sentido que sea, estas actuaciones orientan el interés del público hacia unas temáticas y lo alejan de otras, manipulando las noticias, fabricando titulares exprofeso, referenciando resultados estadísticos sesgados, expertos que dan opiniones convenientes, con tertulias en las que más que debatir se alecciona e incluso adoctrina y, lo peor, ocultando sistemáticamente información.  

Además de que falsear y tergiversar las noticias en los medios, actualmente se acalla a quienes discrepan con las posturas “oficiales”, acosándolos con denuncias e insultos en las redes sociales e impidiendo que moneticen sus canales de YouTube o cerrándoselos.

Pero el peor síntoma de que se está perdiendo la libertad de expresión es que los ciudadanos nos estamos convirtiendo en los principales censores, presos de una sociedad dormida ante los despropósitos e injusta con quienes se atreven a denunciarlos.

Hoy día el mayor logro de la censura es no necesitar censores y el de sus impulsores presentarse como valedores de los derechos ajenos. Da la sensación de que quienes quieren arrebatarnos nuestra libertad de expresión y el derecho a discrepar sin ser calumniados, nos están tomando por incautos, ignorantes y crédulos.

Pero por duro que parezca, lo cierto es que ellos saben que lograr su objetivo solo depende del conformismo comodón e interesado que nos hace mirar hacia otro lado ante lo que sucede. No es de extrañar que no se sientan censurados quienes se conforman con pasar desapercibidos.

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