Educar para el futuro

A ver si cuela

Primero los políticos nos dicen cómo debemos educar a nuestros hijos e hijas y ahora algunos pretenden convertirlos en una cantera de votantes

Publicado: 26/04/2019 ·
12:59
· Actualizado: 26/04/2019 · 12:59
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Autor

Antonio Monclova

Antonio Monclova es biólogo, doctor en prehistoria y paleontología, master en arqueología y patrimonio

Educar para el futuro

Análisis, crítica y reflexión sobre las necesidades pedagógicas de la sociedad para difundir el conocimiento y la cultura

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Después de aprovecharse del apoyo brindado por los que sufren la precariedad, el desempleo y la pérdida de sus viviendas, después de propugnar el enfrentamiento de mujeres contra hombres al amparo de la existencia de un poderoso y maligno heteropatriarcado, después de utilizar como grupos de presión social a los colectivos homosexuales y transgénero, después de señalar que el voto de los jubilados no debería marcar el futuro de los jóvenes, los listos de costumbre han dado un paso más al querer convencer a los más jóvenes de que es necesario erradicar el adultocentrismo que impera en nuestra sociedad.

Después de advertir sobre castas y lúmpenes, tras consagrar las bondades de los escraches y manifestaciones contra quienes tienen ideologías políticas diferentes, los que no han parado de embrollar la convivencia entre los ciudadanos sin aportarles ningún cambio social destacable, resulta que acaban de descubrir y pregonar que los ciudadanos más jóvenes, los menores de dieciséis años, deberían poder votar.

Eso sí, esos políticos y políticas han dejado claro que no buscan obtener más votos (seguro que no), que ellos y ellas con su petición solo pretenden ayudar a esos jóvenes a librarse de la opresión que los adultos ejercen sobre ellos. Con esto del adultocentrismo estos ingeniosos políticos están consumiendo el último aliento en una carrera electoral en la que casi todos parecen ir a la desesperada, seguramente porque ya saben que cada vez es más difícil embaucar a los ciudadanos.

No contentos con lograr que al son de la fanfarria pseudoprogre muchísimos menores emulen a los universitarios manifestándose en favor de sus propuestas ideológicas, ahora pretenden que la sociedad los coloque a tiro de sus soflamas electoralistas.

Los menores de edad a los cuales pretenden que se les deje votar constituyen uno de los tejidos más sensibles de nuestra sociedad, son personas a las cuales esa sociedad debe formar como ciudadanos responsables capacitados para tomar decisiones y no personas que deban decidir en unas elecciones políticas.

En la sociedad actual los efectos derivados de la manipulación pueden afectarnos a todos, pero por debajo de cierta edad las personas son más fáciles de influenciar, por mucho que algunos intenten razonar lo contrario.

Querer captar más votos incluyendo en el censo electoral a ciudadanos cada vez más jóvenes, con la excusa de que los adultos les oprimen y sin importar si están capacitados para votar, es una de las estrategias más perversas que hemos podido ver entre nuestros políticos (y no hay pocas). Primero los políticos nos dicen cómo debemos educar a nuestros hijos e hijas y ahora algunos pretenden convertirlos en una cantera de votantes. Ya está bien que no todo cuela.

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