La información es una parte fundamental de la educación y de ahí mi preocupación por los medios de comunicación audiovisuales y las redes sociales. Por encima de las críticas hacia el uso de la información en el mundo digital, todos estamos de acuerdo en que Internet propicia un marco de libertad informativa jamás conocido por la sociedad y su regulación es por lo tanto una prioridad para quienes pretenden dominarla, los cuales se preocupan más por controlar a los usuarios de Internet que por solventar sus problemas.
No trataré aquí de las nuevas normativas propuestas en Europa para regular Internet, para eso hay grandes expertos, pero analizaré algo que calificaría como una iniciativa chapucera para influir en los contenidos que se suban en los canales de YouTube, promovida por la propia plataforma, por ciertos grupos sociales y políticos imbuidos de supremacismo moral y, lo que es aún peor, con el apoyo del gobierno.
Ya existe todo tipo de troleros, ideólogos, moralistas y manipuladores que se valen de los controles y filtros que habilitan las redes sociales para intentar que otros no expresen sus ideas, poniéndose de acuerdo entre ellos para mostrarse ofendidos y así poder denunciarlas. Pero claro, la gente espabila y procura exponer sus opiniones cada vez con una mayor propiedad y sutileza, recurriendo (con éxito creciente) contra las censuras que establecen las redes y canales.
De casi ocho millones de videos retirados por YouTube en 2018 solo el 0,2 % lo fueron por incitar al odio, cifra que por ser tan ínfima molestó a ciertos sectores los cuales critican que en YouTube apenas haya políticas para controlar tanto contenido.
Para quedar bien YouTube ha promovido una iniciativa para que se creen contenidos sean más inclusivos y tolerantes. En su presentación la Partner Manager de YouTube España, Melanie Parejo, dio a conocer a los ocho creadores de contenido “muy inclusivo” elegidos para “formar” a 30.000 estudiantes españoles para que frenen el discurso del odio en Internet.
Paradójicamente acto seguido Parejo acusó de transmitir mensajes misóginos y racistas a algunos Youtubers con muchos seguidores, algo que para ella no fomenta el odio quizás porque no se alinean con su iniciativa. Estos paladines de lo inclusivo que se ofenden por todo, no saben qué opinar de forma diferente o de manera “políticamente incorrecta” no tiene por qué incitar al odio.
Cada vez son más los que siguen la actualidad en canales de YouTube más confiables y transparentes que muchos medios audiovisuales tradicionales, lo que vale también para opiniones, debates y aportación de conocimiento. Intentar “enseñar” a miles de estudiantes para que creen contenidos inclusivos que frenen el odio en Internet esconde en realidad la reacción de unos manipuladores ante los Youtubers que han comenzado a destapar lo que están haciendo.
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