Educar para el futuro

Comprarlo todo

Un importante estudio sobre el consumo de los europeos revela que uno de cada tres (casi sin diferencia de género) compra más de lo que necesita

Publicado: 01/06/2018 ·
09:03
· Actualizado: 01/06/2018 · 09:04
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Autor

Antonio Monclova

Antonio Monclova es biólogo, doctor en prehistoria y paleontología, master en arqueología y patrimonio

Educar para el futuro

Análisis, crítica y reflexión sobre las necesidades pedagógicas de la sociedad para difundir el conocimiento y la cultura

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Los políticos no paran de decir que para mejorar la economía debe aumentar el consumo, pero precisamente buena parte de la crisis se originó porque muchas personas no podían hacer frente a las deudas generadas por un consumo desaforado. Esto debería hacernos reflexionar sobre si hacemos bien actuando como un gran depredador en la pirámide del consumo.

En las últimas motoradas vi menos scooter en manos de jóvenes y pensé que sería por la pasada crisis, ya que cuando daban más becas para estudiar (qué tiempos aquellos), bastantes jóvenes la gastaban en comprarse un ciclomotor, mientras que a otros se lo compraba su papá endeudándose. Entonces recordé que muchos jóvenes de ahora llevan Smartphones cada vez más caros, reflexionando concluí que para ellos quizás esos aparatos equivalen  al scooter de sus predecesores.

El mercado brindó un sustituto caro pero que financian más fácilmente sus papas. Un importante estudio sobre el consumo de los europeos revela que uno de cada tres (casi sin diferencia de género) compra más de lo que necesita. Un 5% de ellos requerirían terapia debido a que su obsesión por comprar es ya un trastorno denominado oniomanía (en griego locura por comprar).

El comprador compulsivo tarda mucho en asumir su problema y lo tratan combinando antidepresivos con una terapia de conducta para que se controle. Como la del juego, la total rehabilitación de esta adicción es imposible, debido a los fuertes reclamos del entorno y a que está relativamente aceptada socialmente.

Hay estudios que indican que, a pesar de la crisis económica, en la última década el número de adictos a las compras en nuestro país se está acercando peligrosamente al 20%. Actúa como una enfermedad por contagio social, por la influencia de unas personas sobre otras, aunque lo cierto es que en la sociedad actual muchos intentan superar la angustia comprando, y si no lo logran pueden sufrir ataques de ansiedad comparables al mono de un drogadicto.

Al notar que se reducía ostensiblemente la compra de productos de marca y de artículos nuevos, el mercado (como si fuese un depredador acechante) promovió la compra de marcas blancas y la compra-venta “de segunda mano”. Ahora, poco a poco y con precios más bajos, se está volviendo  a comprar las marcas, pero el mercado de segunda mano ya es un gran negocio.

Después de proclamar que podemos llevar una vida sostenible en la ciudad, que debemos comprar con cabeza, que consumiendo menos viviremos mejor y que no nos dejemos llevar por las grandes cadenas para comprar nueva ropa cada temporada, un artículo de prensa terminaba alabando y publicitando a unas empresas que venden la ropa que otros depositan en sus contenedores. En fin, que al final siempre se trata de comprarlo todo, aunque sea reciclado.

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