Los atascos provocados por la apertura del centro comercial Lagoh en el sitio más congestionado de Sevilla y su efecto expansivo en Los Bermejales, Heliópolis y hasta el parque del Guadaíra parecen haber servido al menos para tomar consciencia de que Sevilla sufre un déficit de infraestructuras para la movilidad. Lo aprecian los sevillanos que pierden horas y horas parados dentro de sus automóviles o avanzando a marcha lenta y también el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, el cual ha advertido de que pese a que crecen los megacentros comerciales, los centros universitarios, los hoteles, la industria y la logística portuaria no se ofrecen soluciones y se siguen colmatando cualesquiera de los itinerarios imaginables, que están cada vez más constreñidos.
Y es que en los casi 30 años transcurridos desde la Expo’92 no se ha construido ni ampliado ningún vado sobre o debajo del río Guadalquivir, con la única excepción de los túneles bajo la dársena para la línea 1 del Metro, con lo que se congestionan a diario los accesos a Sevilla. Sin embargo, el previsible efecto llamada sobre el tráfico de Lagoh, Torre Sevilla, nuevos centros universitarios y demás es consecuencia de las decisiones políticas, que se supone debieron adoptarse en función de la ordenación del territorio de Sevilla y su área metropolitana, la cual, si existió alguna vez, ha acabado siendo papel mojado.
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