Los editores de la revista del corazón Escaparate, que se publica en Sevilla, solicitaron al Ayuntamiento la cesión de la plaza del Museo para servir una cena con motivo de la XIII edición de los premios que aquélla otorga, generalmente a los denominados famosos y gente del mundo de la farándula. El Ayuntamiento rechazó la solicitud pese a que en el anterior mandato promovió el alquiler de espacios públicos (plaza de España, Alameda, Puerta de Jerez, Centro de la Cerámica, Antiquarium de la Encarnación…) con el muy discutible y pretendido fin de “poner en valor” el patrimonio de la ciudad. Quizás se ha corregido ya a sí mismo.
Los editores de ‘Escaparate’ no se arredraron y encontraron una alternativa. Si no podía ser a las puertas del museo sería dentro del mismo. Y, efectivamente, la Consejería de Cultura les cedió el Museo de Bellas Artes tras el viejo truco de que uno de los premios había sido concedido a la propia institución y con el argumento de que la presencia de “celebrities” como Carmen Lomana, Ana Obregón, Ortega Cano… contribuiría a su promoción, aunque se desconoce que tuvieran un interés previo por los grandes maestros de la pintura como Murillo y Zurbarán. La conversión del museo, segundo de España, en escenario para la entrega de unos premios de esta naturaleza supone una frivolización de la cultura, que ha quedado reducida a un mero decorado para el famoseo.
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