Poco ha durado el denominado eje Sevilla-Málaga, ya que el alcalde malagueño, Francisco de la Torre, ha demostrado que para él la alianza pasa por la subordinación a los intereses de su ciudad. De la Torre no ha podido soportar que en el marco de la reciente Cumbre Mundial del Turismo, organizada por la capital hispalense, la Junta de Andalucía tratara de aprovechar los contactos creados con los más importantes empresarios del sector para conseguir vuelos entre Sevilla, Buenos Aires y Santiago de Chile, con el estímulo añadido del V Centenario de la circunnavegación del globo terráqueo por Elcano (que no por Magallanes, a ver si se nos está olvidando la historia). De la Torre ha considerado tal posibilidad como “casus belli” y declarado que “si la Junta deja de lado al aeropuerto de Málaga, tendrá que explicarlo”.
El malagueño presidente del Gobierno regional, Juanma Moreno, le ha respondido con razón que en Andalucía hay más de un aeropuerto y que se trata de complementar y no de enfrentar las provincias. Efectivamente, Málaga tiene rutas aéreas internacionales de las que carece Sevilla, como las de Asia y América del Norte (Montreal, y cuatro compañías operando con Nueva York). Si Málaga tiene América del Norte, ¿por qué no puede tener Sevilla América del Sur, en una estrategia regional de complementariedad? Pero no, Málaga lo quiere todo: un centralismo aéreo en Andalucía.
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