La fiscal jefe de Dos Hermanas ha abierto un expediente de protección a la niña autista presuntamente vejada en un colegio nazareno por varias de sus profesoras y ha citado para hoy a sus padres con el fin de acordar medidas de protección a la menor y evitar que su caso se convierta en “un circo mediático”. Nunca está de más cualquier protección suplementaria a una persona especialmente vulnerable como esta niña, pero la motivación no parece acorde con la realidad, ya que hasta ahora los medios de comunicación han actuado con exquisita delicadeza y respetado escrupulosamente la intimidad e identidad de la menor.
El proceso ha sido justamente a la inversa: fueron sus padres los que acudieron a los medios para que se divulgaran las grabaciones realizadas a través de un magnetófono escondido en la mochila de la escolar. Gracias al eco nacional alcanzado por la difusión, la Junta de Andalucía reaccionó de inmediato, cambió a la niña de colegio y abrió un expediente a las profesoras implicadas. No fueron, pues, los medios los que se lanzaron sobre los progenitores, sino éstos los que recurrieron a aquéllos para amplificar el caso con un objetivo ejemplarizante. Resulta cuando menos curioso que cuando se ha conseguido sensibilizar a la sociedad sobre la singularidad de los niños autistas merced a la labor de los medios ahora se trate de colocar a éstos bajo sospecha con la tesis del inexistente “circo”.
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