La vida seguía su curso mientras la ciudad preparaba y disfrutaba de la Feria y en ese discurrir no ha trascendido la resolución sobre la declaración ambiental de la modificación del PGOU para el complejo comercial y de ocio de Sevilla Park en la dársena del Batán. La resolución destaca la obviedad que se quiere pasar por alto de que se construiría en un fondo de saco: dos de sus lados, colindantes con la lámina de agua, carecen de accesibilidad, y los otros dos están constreñidos entre la ronda de circunvalación SE-30, la carretera de la esclusa y el puente de las Delicias, una zona de la que el dictamen subraya que soporta diariamente embotellamientos, atascos y tráfico lento.
Los redactores del proyecto trataron de despachar el problema en su día con la “sui generis” teoría de que cuando los conductores se vieran atrapados en los atascos ya procurarían buscarse vías alternativas y así se resolverían por sí solos, sin necesidad de nuevas infraestructuras. Ante tal feble argumentación, se exige ahora a los promotores que aporten un estudio de movilidad en condiciones, en el que se especifiquen las medidas correctoras que permitan absorber el previsible incremento de la circulación hacia el complejo comercial o que al menos no empeoren la situación. Es una exigencia razonable para tratar de evitar el colapso en un sitio tan estratégico como el puente de las Delicias, la conexión de Sevilla con el Aljarafe.
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