Ningún partido debería arrojar la primera piedra cuando se presentan los Presupuestos Generales del Estado, ya que critican lo que no hicieron cuando estuvieron en el poder y dejaron de hacer lo que preconizaban desde la oposición. Por eso los de 2019 les parecen al PP inflados e inviables, por pensar en que los tumbarán los independentistas, y el PSOE alardea de que con ellos se cumple por primera vez lo dispuesto en el Estatuto sobre inversión en Andalucía.
Partiendo de la base de que ni hay ni puede haber dinero para todo, hay que valorar positivamente la apuesta por acelerar las obras de la ronda SE-40, especialmente sus túneles bajo el Guadalquivir, con una partida de 190 millones de euros. Si se compara con los 4 millones consignados en los últimos Presupuestos de Rajoy la abismal diferencia lo dice todo. Una cantidad similar se destinará a la mejora del servicio ferroviario tradicional y de cercanías, clave para que con el tiempo no nos ocurra con nuestros trenes lo mismo que a Extremadura porque todo vaya a parar al AVE. No hay dinero para el puente del Centenario (casi nadie lo esperaba tampoco) ni para el Metro, cuya ampliación seguirá pendiente de un convenio entre las Administraciones. Y, como siempre, los grandes olvidados vuelven a ser los museos Arqueológico y de Bellas Artes. En resumen, unos Presupuestos que apuestan por las infraestructuras pero no por la cultura.
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