La habitualmente tan denostada Comisión Provincial de Patrimonio Histórico ha hecho hasta ahora honor a su nombre en sus intervenciones en relación con la antigua fábrica de tabacos de Altadis, donde ha aplicado criterios puramente técnicos sin dejarse instrumentalizar por los intereses políticos de los últimos gobiernos municipales. Este organismo ha rechazado tanto la recalificación de suelo del complejo industrial que en el PGOU pretendió hacer el gobierno de Zoido sin modificar primero la ficha del Catálogo, como el cambio del Catálogo Periférico, donde está protegida patrimonialmente, que intentó el gobierno de Espadas. Ambas operaciones tenían el mismo objetivo: preservar más o menos la mitad de la factoría, hasta ahora protegida al 100% por su valor de conjunto, con el fin de otorgar en el resto edificabilidad lucrativa a la multinacional, que incluso había proyectado más volumen de construcción que el que tiene ahora toda la fábrica, con torres de hasta 30 metros.
Ahora, la Comisión ha avalado un informe del Instituto Andaluz del Patrimonio que sólo da vía libre a demoler tres de los diez edificios e impone cautelas sobre las zonas verdes y las alturas. Esta opción, no maximalista, abre una interesante vía para desbloquear Altadis que debería ser aprovechada para diseñar un proyecto de primer nivel para Sevilla, lejos de la tentación de dar un mero pelotazo como los de antaño.
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