El gobierno de Espadas ha acusado a PP y CS de tumbar la ampliación del tranvía, uniendo sus votos negativos a los esperados de antemano de Participa e IU, por meros intereses electoralistas, ya que durante todo el proceso de la tramitación urbanística no habían expresado su oposición a la misma ni presentado ninguna alegación en contra. El alcalde parece no haber comprendido que las elecciones andaluzas han dejado un nuevo escenario político, con consecuencias también para las municipales de mayo.
El PP y CS, que negocian un pacto para hacerse con la Junta de Andalucía, argumentan que como ambos comparten el criterio de que la prioridad de Sevilla en materia de infraestructuras es la ampliación del Metro y podrían hacerla efectiva desde los futuros Presupuestos de la comunidad autónoma, carece de sentido que la ciudad se gaste casi 50 millones de euros en prolongar el tranvía por un trazado ya servido de forma suficiente por los autobuses de Tussam y, en subterráneo, por el Cercanías de Renfe. El descarrilamiento del tranvía impulsado por Espadas en vísperas casi de las elecciones municipales puede ser sólo el principio, porque ahora toca aprobar el Presupuesto municipal. Cuando el gobierno local empezó a redactarlo, PP y CS rivalizaban ferozmente entre ellos, pero ahora pueden acabar como socios en la Junta y proyectar esa misma alianza en el Ayuntamiento de Sevilla.
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