El Ayuntamiento ya no podrá seguir utilizando de forma discrecional el dinero que le transfiere el Patronato del Alcázar, especialmente, como ha venido haciendo en los últimos años, para sufragar los gastos corrientes del Icas en vez de a conservar el castillo de San Jorge, el Antiquarium y el museo de la Cerámica, tal como estaba estipulado pero que no se reflejaba realmente. Ciudadanos ha logrado algo tan elemental como que el gobierno se obligue a presentar al Patronato cada año, y la someta a su fiscalización, una lista con los proyectos de índole patrimonial que se financiarán con los tres millones de euros suplementarios recaudados gracias a la subida de precios de las entradas turísticas al monumento, que entró en vigor a principios del año en curso.
De estos fondos, un tercio se destinará al mantenimiento y dinamización de los espacios ya encomendados al Icas. Los dos tercios restantes permitirán financiar las rehabilitaciones que el Consistorio presumiblemente encargará a la Gerencia de Urbanismo previa aprobación del Patronato. La solución adoptada por consenso es de sentido común: se evita que el dinero recaudado en el recinto palaciego se pierda por los vericuetos administrativos y se garantiza un programa permanente de restauraciones. El dinero obtenido de la explotación (excesiva) del patrimonio ha de revertir al patrimonio. Esa debe ser la regla y no la excepción.
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