Los sindicatos mantienen la convocatoria de paro general hoy en el Ayuntamiento después de que expresaran en el SERCLA su “incredulidad” en el cumplimiento del paquete de nuevas mejoras laborales ofrecido por el gobierno. Es la primera vez, que recordemos, que un argumento tan genérico como la incredulidad sirve para justificar una huelga, sin concreción detallada de los motivos. Sorprende que no se hayan analizado las nuevas propuestas del equipo de Espadas ni entrado en el típico juego de las contraofertas para tratar de llegar a un acuerdo que evite la paralización de la actividad municipal, con grave afección a la vida de las empresas y de los ciudadanos pendientes de algún tipo de trámite.
Lo más lógico habría sido que los sindicatos hubieran puesto a prueba la voluntad del gobierno para ver si cumplía o no, ya que en caso de incumplimiento siempre tienen la opción de convocar otra huelga, en tal caso cargados de razón ante la opinión pública. Pero no, han optado por la opción maximalista sin dar más oportunidad y sin tener en cuenta siquiera el elevado coste económico asumido por el Ayuntamiento con la aplicación ya en este noviembre de las 35 horas, el incremento salarial acumulado del 2,05% en el mandato y sus limitaciones legales a la hora de cubrir las vacantes. En este sentido, el gobierno de Espadas tiene tras de sí más crédito que el que le otorgan los sindicatos.
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