El portavoz y alcaldable del PP, Beltrán Pérez, ha denunciado la existencia de 77 “puntos críticos” donde los gorrillas ejercen su actividad coactiva sin que a su juicio el gobierno de Espadas haga nada para evitarlo. Pérez pone de ejemplo al gobierno de Zoido, del que él formó parte, por haber creado una unidad específica compuesta por doce policías para combatirlos. Sin embargo, aquellos agentes no pudieron hacer mucho más que crear una base de datos en que se registraba a los gorrillas y sus horarios y zonas de actividad, hecho demostrativo a la postre de que no pudieron erradicarlos, porque en caso contrario no habría habido horario ni actividad que anotar.
Desgraciadamente para los sevillanos, ya que cualquiera ha sido o puede ser víctima de estas prácticas, ningún alcalde ha hallado la fórmula para acabar con los guardacoches. Ni Rojas Marcos con el sucedáneo de los Vovis, ni Monteseirín con la Ordenanza antivandálica ni Zoido con su Policía específica. La insolvencia y/o carencia de domicilio fijo o identificable de los coaccionadores convierten en papel mojado las sanciones policiales y hasta el intento de requisarles el dinero que llevaban se desechó por ilegal: no era posible discernir su origen. Mucho nos tememos que tras lustros soportando esta situación y sin ninguna solución legal a la vista los gorrillas se convertirán en algo endémico en la ciudad: ya forman parte de su paisaje.
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