El alcalde ha declarado tras presentar su proyecto de Cuentas municipales para 2019 que “la congelación absoluta (de tasas y tributos) nos lleva a que el coste efectivo de los servicios públicos sube y nosotros no nos adaptamos”. Sin embargo, la realidad desmiente a su favor tal argumento, en lo que podríamos llamar la paradoja de Espadas. Y es que simultáneamente el alcalde alardea de que con las nuevas bajadas que propone, cuando acabe su mandato el IBI se habrá reducido en un 8% y el ICIO en un 16%, amén de haber congelado otros tributos. Pese a ello, sólo el año pasado logró un superávit de 82,2 millones de euros y la deuda municipal ha pasado de 394 millones a 312 millones.
Espera dejarla en 300 millones, 94 menos que cuando llegó. Todas estas cifras tan favorables demuestran que es posible lograr mejores resultados económicos renunciando a la fácil y tradicional receta de subir sistemáticamente los impuestos con el pretexto de unos servicios públicos cuya mejoría luego apenas se nota. A título de ejemplo, el alcalde ha reconocido que pese a la rebaja aplicada al ICIO el año pasado acabó recaudando un 115% más de lo previsto. Por tanto, las claves son propiciar la actividad económica, la mejor administración de los recursos y la productividad municipal, no meterle la mano en la faltriquera a los sevillanos, como propugnan los cantos de sirena a la izquierda de Espadas.
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