El hospital sevillano Virgen del Rocío es, en lo que va de año, el primero de Andalucía en número de trasplantes de órganos, con 103 de riñón, 40 de hígado y 5 de corazón. Su labor en este campo trasciende el ámbito de nuestra región y se convierte en un ejemplo, en materia sanitaria, del espíritu de concordia y consenso que en política inspiró la Transición y el Estado de las Autonomías. Recientemente, equipos sanitarios del Virgen del Rocío y de hospitales de Salamanca y Barcelona participaron con éxito en una cadena de tres trasplantes cruzados de riñón a partir de donantes vivos.
Este tipo de intervenciones exige una gran coordinación entre todos los profesionales, que deben actuar de forma simultánea pese a la distancia que los separa, en este caso mil kilómetros entre Sevilla y Barcelona. Una distancia física, pero no humana, ni profesional ni emotiva, en la mejor demostración de que personas de tres comunidades distintas han podido trabajar al unísono y de que no se ha mirado en estos trasplantes ningún factor diferencial que separara a donantes y beneficiarios, sino únicamente la compatibilidad fisiológica. Así pues, en la sanidad y en los trasplantes no hay supremacistas, ni independentistas, ni rojos, ni azules, sino tan sólo seres humanos capaces de entenderse y de laborar en pro de un objetivo común, todo un espejo en el que debe mirarse nuestra desprestigiada clase política.
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