Por si no tuvimos bastante con los informes sobre la pavorosa situación socioeconómica de Sevilla presentados la semana pasada por Cáritas y Comisiones Obreras, se cumple ahora un mes desde la paralización del Plan Local de Intervención Social en Zonas Desfavorecidas, que ha dejado sin atención municipal a personas en riesgo de exclusión en los barrios más pobres de la ciudad y sin ocupación a los cuarenta trabajadores que se encargaban de prestarla. Llueve sobre mojado porque esta situación se repite de forma sistemática: la Junta de Andalucía no libera a tiempo los fondos para este tipo de programas por cuestiones burocráticas y el Plan decae de forma automática hasta que se obtiene nueva financiación, sin saberse cuándo.
Esto ya pasaba durante el mandato de Zoido y sigue pasando durante el mandato de Espadas. La diferencia es que cuando éste era el líder de la oposición acusaba a su antecesor de insensibilidad social y de utilizar el Zonas como instrumento de confrontación con la Junta de Andalucía. Espadas hablaba de que se podía y debía hallar fórmulas administrativas que evitaran que se produjeran interrupciones en un asunto tan delicado y se enviara a la calle a los trabajadores sociales. La realidad demuestra que Espadas tampoco ha sido capaz de evitar la paralización del Zonas y que la burocracia, con sus propios tiempos, es más fuerte que la buena voluntad de los alcaldes.
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