En horas veinticuatro, el portavoz de Ciudadanos, Javier Millán, ha pasado de pedir veladores en la plaza de la Campana para proteger la tradición comercial y la identidad de la ciudad -poniendo de ejemplo a Florencia- a abogar por el traslado del mercadillo de artesanía de la cercana del Duque “porque Sevilla -ha dicho- aspira a un modelo turístico basado en la cultura”. ¿Se puede pedir una cosa y la contraria, ocupar y desocupar plazas, con el mismo argumento? Si se fijara en la Florencia que toma como referencia, vería que allí también existe un mercadillo artesano, mucho más grande que el del Duque, al lado de la basílica de San Lorenzo, de lo que se colige que la artesanía no está reñida con la cultura.
Millán denuncia aglomeraciones en la plaza por el mercadillo, pero lo hace difundiendo una foto de él mismo con la plaza al fondo en que no hay rastro de ningún puesto, está diáfana para el paseo y el disfrute y se ve a ciudadanos sentados tranquilamente en los bancos, lejos pues de esa imagen de saturación que quiere proyectar por causa de los puestos de venta pero que acaba imputando al final al tráfico rodado. Contradicciones de su portavoz al margen, otras veces hemos aplaudido el rol de oposición útil de Ciudadanos porque daba alternativas, pero ahora se limita a abogar por que se vayan los vendedores (que pagan al Ayuntamiento por el permiso municipal para instalarse allí) sin decir a dónde.
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