Sevilla aún no ha llegado al extremo de Tossa de Mar, un municipio de 6.000 habitantes que ha sufrido invasiones de hasta 800 participantes en despedidas de solteros, pero el hecho de que estas celebraciones se concentren aquí en el casco antiguo y la estridencia y atuendos de quienes las realizan provocan la percepción de una excesiva proliferación, contra la que ha hecho bandera el alcaldable del PP, Beltrán Pérez. El problema es general, como demuestran las Ordenanzas aprobadas contra esta práctica en municipios tan diversos como Granada, Tossa de Mar, Logroño, Gandía, Conil, Salamanca…
Sólo cabe hablar en términos de problema cuando esta costumbre, hasta no hace mucho reducida al ámbito privado, ha sido convertida, incluso por intereses comerciales (hay agencias especializadas en su organización), en coartada para dar rienda suelta, fuera del lugar de origen de sus participantes, al incivismo de forma pública y faltando al respeto pa los demás con actitudes y disfraces indecorosos. Así ocurrió recientemente en nuestra ciudad al colocarse un grupo de mujeres con prendas inadecuadas y de forma provocadora frente a una procesión. En Sevilla cabe todo el mundo siempre que respeten las más elementales normas de convivencia. Al gobierno local no debe temblarle el pulso a la hora de aplicar las normas disponibles para sancionar conductas que nada tienen que ver con el turismo.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es
