Corría el año 2005. Era primavera y el pleno municipal abordaba la subida de tasas e impuestos municipales. Era el segundo mandato de Miguel Sánchez de Alcázar. El concejal de Transporte, Miguel Ángel García Anguita, se postulaba como candidato a la Alcaldía tras haber sido lanzado como liebre por Fernández de Moya, que era el verdadero ‘tapado’. Una de las subidas que proponía el PP era la del billete de autobús, a pesar de que el informe del CES local lo desaconsejaba. Tras una brillante intervención de José Luis Cano, entonces edil de IU, García Anguita sorprendió a propios y extraños retirando la subida del autobús. La cara del alcalde se descompuso. Unos días más tarde, Miguel Sánchez, firmaba un decreto de Alcaldía que ampliaba la explotación 25 años más, una vez que finalizara el concierto vigente hasta 2011. La inédita reacción de García Anguita en el Pleno, dando la razón a la oposición en bloque, le costó a la ciudad mucho más que la subida programada para aquel año. Le costó a Jaén soportar un servicio deficitario de transporte hasta ahora, y previsiblemente hasta el año 2036. Ahora la Cámara de Cuentas habla de vulneración de la libre concurrencia y nadie de la oposición ha dicho que vaya a acudir a la justicia. Tranquilos, seguro que la empresa si lo hará cuando el tranvía, si alguna vez lo hace, vuelve a salir a la calle.
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