Podríamos hablar de decenas de proyectos que se dejó 2018 en el tintero para Jaén, de decenas que salieron adelante, de cientos de noticias que llenaron nuestras páginas; malas, buenas, esperanzadoras, desesperantes, justas, injustas, cientos, en fin. Pero hoy, último día del año, de 2018; hoy, otro 31 de diciembre en el que todos trataremos de hacer propósito de enmienda, en el que muchos nos miraremos al espejo y veremos tan solo lo que queramos ver, y despertaremos en otro año, 2019, que no será más que el día siguiente a 2018; hoy, seguimos sin conquistar todo aquello que la crisis nos arrebató y que a la larga no es más que la pérdida de la dignidad como seres humanos, la alineación material y social a un modelo que ni siquiera conocemos, pero del que participamos. Cuando cualquier tipo de pobreza (económica, ética, cultural) se cronifica, como suele pasar tras largos periodos de crisis, nos ponemos a la merced de nuevos mesías, nuevos profetas que nos captan con consignas emocionales primarias (rabia, ira, envidia...) Nos sirven en bandeja de plata un mendrugo moral que cogemos porque nos dejaron huérfanos de ideales. Trabajemos por la educación, la cultura y la universalidad, solo ello nos dará la libertad y la fuerza para alcanzar igualdad y equidad. ¡Feliz 2019!
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