Pasó la primera semana lectiva después del mes de vacaciones administrativo, aunque julio, y los primeros días de septiembre tampoco le van a la zaga, y volvimos a encontrarnos con más de lo mismo: rectificaciones, cambios de criterio, inseguridad, desunión, etc, etc. Todos sabíamos que el Ayuntamiento de Jaén es un Reino de Taifas y que cada cual va a lo suyo. Pero lo peor de todo es que nadie sabe nada de casi nada. Quieres dirigen el cotarro no se enteran de la misa a la mitad de lo que sucede en el resto de concejalías. Los propios concejales no saben qué se está cociendo en sus áreas y al final, todo el equipo de Gobierno se convierte en una fuente poco fiable, porque o desconoce la información y lo que sucede realmente o porque tratan de ocultarlo. ¿Quién coordina el flujo de información municipal? ¿Cual es la planificación a medio plazo de esta ciudad que un día se acuesta diciendo que en el próximo Pleno se aprobarán los presupuestos y que amanece sin ellos? No dudamos que hay voluntad en algunas de las iniciativas que se han puesto en marcha, pero es imprescindible ya que acabe este mandato que nació lisiado gracias a Fernández de Moya y del que llevan viviendo de la sopa boba más de tres años la mayoría de los ediles, del gobierno y de la oposición.
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