El año pasado los 21 centros provinciales del Instituto Andaluz de la Mujer atendieron 17.630 consultas, de las cuales un 20,05% (3.534) fueron de violencia machista, una cifra que refleja el maldito arraigo de esta lacra social, de este terrorismo contra la mujer que vive el país y al que Jaén, por supuesto, no es ajena. Según los datos del Ministerio de Sanidad e Igualdad, hasta el pasado 12 de abril habían sido asesinadas en España nueve mujeres a manos de sus esposos o parejas, tres de ellas en Andalucía. La estadística refleja que cinco de los agresores, más de la mitad, tenía edades comprendidas entre los 41 y 50 años, lo que refleja que, al contrario de lo que la opinión pública pueda pensar, no se trata de personas mayores con una mentalidad arraigada en el pasado (en cualquier caso injustificable cien por cien), si no de personas que nacieron en la década de los setenta, que se formaron en plena Transición y que, o han mantenido los clichés machistas de su entorno social y familiar, o los han adquirido en estos años, en su juventud, incluso en su madurez. Es por tanto necesario reflexionar sobre las causas de estos comportamientos, sobre qué provoca el sentimiento de posesión hasta el punto de acabar con una vida. Desgraciadamente hace falta aún mucho más trabajo que tiempo para solucionar el problema.
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