Gracias por estar aquí, en un blog que escribo con todo el cariño hacia un territorio junto al que me crié de niño a hombrecito, de los 8 a los 17 años, en La Puebla del Río, y que seguramente motivó que me matriculase en Biología para, finalmente, dedicarme al periodismo ambiental.
Como en unos meses cumple 50 años el parque nacional de Doñana, es decir, el primer espacio protegido ambientalmente de Andalucía, me animo a escribir sobre esa historia concreta, sobre las historias en general que genera tal territorio, sobre personas y avatares dignos de mención.
Para los muy expertos supondrá recordar una prodigiosa historia; y para quienes saben poquito de lo que allí ocurrió les parecerá extraordinario, o casi irreal. Buena parte lo tengo ya plasmado en el libro ‘Doñana, todo era nuevo y salvaje’ (Fundación José Manuel Lara), una novela/reportaje que aglutinó lo ocurrido entre 1940 y 1970 por aquellos lares de Huelva, Sevilla y Cádiz.
Las fotos son casi todas de José María Pérez de Ayala, guía, fotógrafo y erudito de Doñana, una persona por situar en el lugar que se merece en el amplio podio de quienes han trabajado por un territorio delicado como conjunto de ecosistemas, y más que delicado -incluso puñetero- respecto al ecosistema humano. Pero esta sería otra historia.
Espero que les agrade lo que voy a ir relatando.
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